San Francisco de Sales, un obispo francés de hace cuatro siglos, sigue siendo un ejemplo para quienes buscan sentido en tiempos de cambio. El Papa Francisco, en su carta "Totum amoris est" (Todo pertenece al amor), lo describe como alguien que sabía conectar con las personas y ayudarlas a encontrar a Dios en su vida cotidiana.
¿Qué lo hacía tan especial? Su enfoque centrado en la caridad, la alegría y la libertad. Para él, la fe no era una carga, sino una experiencia viva que se reflejaba en el amor al prójimo y en el estilo de vida de cada persona.
Su mensaje es claro y potente: no temas los cambios, enfréntalos como oportunidades para crecer. San Francisco de Sales veía en cada transformación un espacio para acercarse más a Dios y vivir la fe con autenticidad, dejando de lado formalismos vacíos.
Hoy, su ejemplo sigue inspirándonos a buscar una espiritualidad real, basada en la acción, la alegría y el amor.
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