Francia, desde la visión de un director de colegio " Los jóvenes desean actuar como algo lógico»
Por Eve Guyot, 29/5/2022 a las 04:05
En este periodo electoral, La Croix L'Hebdo (Periódico semanal) recoge la opinión de franceses de toda condición para que compartan sus aspiraciones y convicciones. Hoy, Sandrine Widemann, directora de un Colegio de Villefranche-sur-Saône (Ródano), responde a nuestras preguntas.
La Croix l'Hebdo: ¿Qué te dinamiza cada mañana?
Sandrine Widemann: El deseo de ayudar a nuestros jóvenes a crecer, en todos los sentidos de la palabra. Aquí transmitimos conocimientos, por supuesto, pero también habilidades para la vida, que implican valores humanos, sociales y espirituales. Pienso en la justicia, la solidaridad, el esfuerzo, la alegría... Es un gran reto: cuando me ofrecieron el puesto, me pregunté si estaría a la altura para dirigir una institución así.
No sé la respuesta a esa pregunta, pero en cualquier caso, me gusta trabajar allí porque estoy convencida de que la escuela es y debe seguir siendo un punto de referencia. Mi entorno de trabajo también es importante: Notre-Dame de Mongré tiene una historia notable y un patrimonio impresionante que queremos conservar. Por ejemplo, encuentro que estos grandes espacios y este inmenso parque dan paz a quienes pasan el día allí, tanto niños como adultos.
Mi trabajo reclama de por si mucho tiempo, así que aprovecho el viaje entre Lyon, donde vivo, y Villefranche-sur-Saône, donde trabajo, como un descanso o un momento de preparación. Por la mañana, intento por todos los medios llenarme de fuerza y el entusiasmo que necesito. Nunca sé qué me deparará el día y creo que me encanta. Conociendo tu Colegio, ¿cómo ves a los franceses?
W. Sinceramente, creo que los franceses están un poco mejor que en otros tiempos. Aquí, por ejemplo, la sonrisa ha vuelto a los rostros de los profesores y alumnos desde que han redescubierto el gusto y el interés al colaborar en el aula. Pero debo decir que los dos años de pandemia han cambiado a algunas personas. En ocasiones, la crisis ha generado problemas profesionales y personales en las familias, que han repercutido directamente en la vida y en el trabajo de los niños o adolescentes.
Y pienso especialmente en los profesores: algunos de ellos estan llenos de temores, y todavía hoy tenemos que apoyarlos. En general, también creo que ha surgido una cierta ansiedad entre los estudiantes de secundaria, especialmente desde la reforma del bachillerato. Descubrimos una preocupacion en la Secundaria, el miedo a no aprobar y, sobre todo, el peso de una evaluación continua... Visto desde fuera, podemos encontrarle muchas ventajas, pero cuando entramos en los sentimientos de los jóvenes, comprendemos que tienen la sensación de que su futuro está en juego.
¿Cual es su balance en estos últimos cinco años?
W. Tengo la sensación de que todo se acelera, y creo que esto está relacionado con el importante papel que la tecnología digital ha ocupado en nuestras vidas. Los jóvenes han nacido en una era conectada y dan la impresión de dominar perfectamente estos elementos, formatos y lenguajes. Pero las familias y los profesores se encuentran desbordados. Hemos hecho un esfuerzo muy grande de adaptación, con muchas ventajas e inconvenientes. En cuanto a la comunicación con los padres: aunque se ha vuelto más rápida, a veces me parece una intromision...
Pero lo que más me conmueve es el impacto de las redes sociales en la vida de los estudiantes de secundaria. Transforma su imagen, sus relaciones... Aunque hace tiempo que llevamos a cabo acciones de sensibilización para evitar los excesos, hemos optado por reorientarlas hacia dos prioridades: que los adolescentes utilicen las redes sociales con prudencia y que conozcan perfectamente todo lo que hay detrás de ellas.
¿Ha habido algún acontecimiento que destaque para usted recientemente?
W. La enorme solidaridad que surgió aquí inmediatamente después del estallido de la guerra en Ucrania. Muchos estudiantes y padres aportaron rápidamente productos y ropa, e incluso se ofrecieron espontáneamente a acoger a personas solas o familias. Son estos momentos, como éste, cuando nos damos cuenta del deseo tan natural de actuar en nuestros jóvenes.
Esto me recuerda a un grupo de escolares que hace poco imaginaron y organizaron una "Semana de la Tierra" para potenciar el enfoque ecológico. Esta energía y creatividad es muy emocionante. Y cuando uno está al frente de un colegio, se alegra de ver, o al menos de pensar, que la transmisión de nuestros valores está dando sus frutos.
¿Qué es lo que no querría perder?
W. La Confianza. Se necesita un poco de tiempo para consolidarla, pero es lo que garantiza que Notre-Dame de Mongré funcione bien hoy en día. En el día a día, se verifica con un diálogo permanente dentro y entre los equipos, pero a veces recibimos signos más explícitos, como durante la pandemia. Mientras luchábamos por preservar la enseñanza y mantener la escuela abierta, nos inundaban los mensajes de agradecimiento y ánimo de las familias de nuestros alumnos. Al final del año, preparamos un pequeño montaje con estos correos electrónicos y lo mostramos a los profesores. Es importante saber que el trabajo de uno es valorado y apreciado, y que se puede hacer tranquilamente.
¿Cuál es la primera medida que le gustaría que tomara Emmanuel Macron?
W. No sé exactamente qué decir, pero me gustaría que se tuviera en cuenta y se reconociera más el trabajo de los docentes. Si, por supuesto, un aumento de sueldo, pero no sólo eso. Creo que hay que aligerar considerablemente la carga de trabajo de los profesores: se les pide que hagan cada vez más con menos recursos. En segundo lugar, y esta es una postura un poco más delicada, creo que deberíamos distinguir de una u otra manera a los profesores que están especialmente comprometidos con su escuela.
Cuando se nos dice que hay una verdadera escasez de vocaciones en la profesión, no me sorprende: cuando se compara el nivel de formación exigido con las condiciones de trabajo y el salario medio, se ve rápidamente que hay un desfase... Hay que volver a hacer atractiva la profesión. En nuestro colegio, los profesores me hablan regularmente de ello, pero aparte de mostrarles mi agradecimiento y organizar algunos momentos de convivencia, no tengo poder para cambiar las cosas.
Recogido por Eve Guyot
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