La pedagogía de proyecto es una pedagogía de inmersión : sumergir a los jóvenes en situaciones nuevas para ellos, lo que les permite abrirse a la complejidad del mundo y encontrar su lugar (Documento pre-capitular de Pedagogía Asunción 2006)
Los alumnos de segundo año de preparatoria (bachillerato) vivieron su retiro los días 7, 8 y 9 de noviembre. Fue una experiencia de encuentro y trabajo con familias campesinas en la comunidad de San Ildefonso, Amealco. Tuvimos la oportunidad de conocer y convivir con 6 familias de la comunidad, 5 de ellas agricultoras y la última artesana.
Empezamos con una oración de envío en el colegio, con un símbolo, unas manos, reflexionamos acerca de cómo ellas pueden ser medio para ayudar y ponernos al servicio de otros. Al llegar a San Ildefonso, a una hora de camino, nos integramos de inmediato con las familias y apoyándolos en las labores cotidianas.
Por la tarde visitamos el Instituto Intercultural Ñöñho (también conocido como Universidad Indígena), ahí compartimos los alimentos con estudiantes y profesores y conocimos la labor que realiza esta institución y cómo busca transformar la realidad de la comunidad local.
El viernes 8 de noviembre nos acompañó el símbolo de los ojos, salimos a trabajar al campo con la encomienda de estar atentos a observar con mirada vigilante las historias, el contexto y la comunidad. Luego de esta jornada de trabajo en el campo los jóvenes volvieron agotados. Por la tarde conocimos a Donata, una mujer indígena que nos recibió en su casa y compartió cómo ha sido su proceso de búsqueda y construcción de su proyecto de vida, su compromiso social y político por su pueblo, así como la variedad de actividades que ha desarrollado siempre con miras a responder ¿cómo puedo servir mejor a los demás ?
El sábado 9 de noviembre nos acompañó el símbolo del corazón, pensando qué sentimientos e historias nos llevamos, qué atesoraremos de esta experiencia. Este último día de trabajo fue breve, estuvimos compartiendo con la familia con la que trabajamos y entregamos un pequeño gesto de agradecimiento a cada una de ellas.
Cerramos nuestra experiencia visitando la iglesia antigua, reflexionando allí acerca del llamado que Dios nos hace a vivir en nuestro contexto aquello que experimentamos en San Ildefonso : humildad, espíritu de servicio, disponibilidad, esfuerzo, gratitud.
A continuación, les compartimos algunos de los testimonios de los jóvenes :
“Lo más significativo para mí fue el poder vivir la realidad de las personas que viven y trabajan en el campo, así como valorar lo que tengo.” Camila, 17 años.
“Fue una experiencia que me hizo crecer como persona. Me gustó mucho, me sentí contento de poder ayudar. Es algo que volvería a hacer sin duda alguna.” Juan Pablo, 17 años.
“Me gustó aprender cosas nuevas en la milpa, pero sobre todo a vivir con lo necesario, ya que así es como vive la gente ahí. Vi que las personas de edad avanzada necesitan mucha ayuda y me dio satisfacción poder ayudarlos. Creo que es una experiencia que todos los del Asunción deben tener, ya que ponemos en práctica los valores que la escuela nos enseña.” Mariana, 17 años.
“Para mí San Ildefonso fue una experiencia de humanización, pues me permitió conectarme y conocerme con mi otro yo, en un entorno y una dinámica distinta. Además, conocí muy buenas personas, humildes y honradas, que me permitieron conocer un poco de su día a día. En resumen, me gustó mucho y sí lo volvería a repetir.” Santiago, 17 años.
“Me encantó la experiencia porque no sólo me dejó nuevos conocimientos, sino que cambió mi perspectiva hacia el trabajo que realizan los campesinos y me enseñó a valorarlo muchísimo. Además, creo que también aprendí a valorar más la vida que tengo.” Fer, 17 años.
“Si tuviera que escoger una palabra que lo defina sería : cambio. Porque lejos de todo el trabajo que hicimos, fue un gran cambio el darnos cuenta de otras realidades y valorar lo que tenemos.” Andrés, 17 años.
Edith Pedroza, responsable de pastoral, Bachillerato Querétaro, México 21 de noviembre de 2019.