Asunción Juntos, los laicos de Orleans dan testimonio
Las Religiosas de la Asunción están presentes en Orleans desde 1968, cuando se fusionaron con las Hermanas Guardianas Adoradoras de la Eucaristía. En 2014, la comunidad dejó el histórico emplazamiento de Faubourg Bourgogne, cerca del colegio, para trasladarse a las afueras, en el barrio de Argonne. Entre las hermanas y los habitantes de este barrio multicultural, se fue forjando una amistad. Poco a poco, los laicos de la parroquia descubrieron nuestro carisma y Asunción Juntos tomó forma, aunque todavía es un poco informal.
Una oración más abierta
Conozco a las hermanas de la Asunción a través de nuestra parroquia Don Bosco. Lo que más me impresiona de ellas es la relación que tienen con la oración. Pude comprobarlo gracias al tiempo de oración de alabanza y adoración que nos ofrecen cada semana, y eso me llevó a otra forma de rezar: una oración más abierta al mundo y a los demás, y a tomarnos el tiempo para saber dar las gracias, pensar en todos los que nos rodean y compartirlo en comunidad. Es este aspecto el que me emociona y que luego encontré en el "retiro en la vida" que dirige la hermana Ghislaine. Es realmente otra forma de acercarse a Dios, con toda sencillez, en diálogo. Esto es lo que creo que experimentan a diario. Esto es lo que me ha parecido enriquecedor e interesante del contacto con las hermanas de la Asunción.
La pasión por transmitir la fe a los niños
Tuve la oportunidad de conocer a las hermanas de la Asunción durante mi viaje de catecumenado a Orleans. Tuve la oportunidad de trabajar con ellas en un campamento bíblico para niños pequeños. Pude organizar talleres y diferentes actividades con ellas. Lo que me impresionó fue la forma y los medios que pusieron para transmitir sus conocimientos y su fe a los niños pequeños. Este deseo, esta pasión por poder dar a los niños este tipo de acceso a la educación es lo que me impresionó especialmente.
Cambiar la sociedad a través de las relaciones humanas
Me encargo de la animación litúrgica en la parroquia y tenemos la suerte de tener con nosotros a las Religiosas de la Asunción que participan plenamente en la vida de la parroquia. Conozco a las Religiosas de la Asunción desde hace algunos años, y comprendí más profundamente la importancia de su trabajo al participar con ellas en un capítulo provincial en 2019. Y allí vi la dimensión de su compromiso con la sociedad, con la formación de los niños, con la formación religiosa, cómo pueden ayudar a la sociedad a evolucionar. En el ámbito parroquial, podemos tomar el ejemplo del catecumenado, donde se trata más de una cuestión de relaciones humanas, mucho más que una simple relación entre catequistas y catecúmenos.
Formar parte de una gran familia
Soy asistente pastoral en la parroquia de San Juan Bosco, donde las hermanas de la Asunción trabajan en comunidad con nosotros. Lo que me gusta de las hermanas de la Asunción es que te sientes parte de una gran familia. Una familia abierta a todos, una familia que escucha y una familia que mira a los demás, al mundo. También está el cariño, la alegría de trabajar con ellas, de evolucionar con ellas. Este espíritu, lo que les mueve, y lo que me gusta, es el espíritu de acogida que tienen con los demás. El hecho de que nos acojan y nos muestren que formamos parte de su familia nos ayuda a ir más allá de nosotros mismos, a intentar avanzar con ellas y, sobre todo, volvernos hacia los demás. Como catequista, estoy en contacto con la educación, educando a los niños, pero también educarnos los unos a los otros. Esto nos permite comprender que la fe no debe quedar como algo dado, sino como algo que mueve y que tenemos que compartir con los demás. La experiencia de las hermanas nos permite crecer en la fe, en nuestra confianza en Dios, y tomar conciencia de que también tenemos que ir hacia los demás. Tenemos que educar siempre, prestar atención a los demás.
Complementariedad de vocaciones, "con la mayor plenitud posible
Soy asistente de pastoral en el Colegio de la Asunción de Saint-Marc Saint-Aignan desde noviembre de 2019. Cuando llegué, descubrí la Asunción, que no conocía. Trabajo en tándem con la hermana Isabelle-Eugénie, y creamos juntas. Hay una verdadera riqueza mutua entre las dos. Delante de los alumnos, se cuestionan nuestras respectivas vocaciones: ella, en su vocación religiosa, que suscita muchos interrogantes entre los jóvenes, y yo, en mi vocación al matrimonio, ya que estoy casada y soy madre con 5 hijos. Estos intercambios son siempre muy interesantes. Estoy descubriendo poco a poco el mensaje de María Eugenia, y lo que me toca profundamente el corazón y lo que intento vivir es ver a los alumnos globalmente, ayudarles a sacar "lo más plenamente posible" lo que son y lo que deben ser. Intento despertarles a esto, porque desgraciadamente a menudo se reducen a sus notas de matemáticas y francés...