Educar a un niño es sostener una sonrisa, acompañar una esperanza y alimentar un sueño.
Un niño es un ser en desarrollo que necesita cuidados, protección, atención y educación para crecer y desarrollarse dignamente. La infancia es una etapa privilegiada durante la cual los niños crecen físicamente, desarrollan sus capacidades cognitivas, aprenden a gestionar sus emociones y a construir relaciones con los demás, integrando poco a poco las normas sociales que garantizan una paz duradera.
La infancia es el tiempo de la curiosidad y de la exploración, pero también una etapa de vulnerabilidad, en la que los niños están expuestos a riesgos y peligros. Por eso necesitan atención y afecto para desarrollar un sentimiento de seguridad y autoestima.
Desgraciadamente, hoy en día muchos niños siguen privados de la alegría propia de su infancia, y del entorno educativo que les permitiría desplegar dignamente su potencial. Algunos terminan en la calle pidiendo limosna, mientras que los más valientes se ven obligados a participar en actividades económicas o a realizar diversos trabajos. Estas situaciones no solo perjudican su desarrollo físico, mental y emocional, sino que además los exponen a riesgos importantes para su salud y seguridad.
El trabajo infantil es una auténtica plaga que requiere una atención especial para proteger los derechos y el bienestar de los niños. Por eso, podemos afirmar con firmeza y convicción que el derecho a la educación —como ya lo intuía santa María Eugenia— es una palanca de transformación, un camino hacia una humanidad más justa.
En la Asunción, la educación es una llamada a la vida, un proceso que «ayuda a sanar heridas y a crear espacios de comunicación, fraternidad e intercambio donde cada persona encuentra su lugar» (1) y su felicidad.
Nuestra misión educativa consiste en buscar caminos para irradiar un gran amor por la vida y la alegría de vivir en plenitud.
Porque, como afirmaba santa María Eugenia, «es una locura no ser lo que uno es con la mayor plenitud posible».
Que Dios bendiga nuestra misión, para que crezca en nosotros ese amor preferencial por los pequeños y los pobres, en quienes descubrimos el mismo rostro de Cristo.
Hna. Lucie Emmanuel MOMO, ra
(1) La educación en la Asunción, texto de referencia, Congreso Internacional de Educación, julio 1998, p. 8