Original: Español
Ana Maria Gallastegi R.A
¡Hola jóvenes!
Hoy os quiero compartir mis vivencias con Jesús en estos 50 años de vida religiosa en la Asunción.
Desde pequeña yo he sido una persona inquieta, siempre buscando algo más para llenar mi vida.
Todos buscamos ser felices, para mí el camino de la felicidad lo descubrí entregándome a los demás, viendo a mis padres que eran felices trabajando la tierra y rezando sentí dentro de mí que quería ser una buena persona dándome a los demás.
Poco a poco conocí más a Jesús, sus actitudes lo que hacía y vivía me entusiasmaba y viendo que su persona llenaba del todo mi corazón decidí seguirle siendo misionera en la Asunción.
Este deseo lo realicé en varios países de África:
Así viví con los hermanos de Rwanda, país de mil colinas, donde Dios durante el día se pasea por el mundo y por la noche se retira a Rwanda para dormir, así lo dicen los rwandeses. Rwanda, situada en el corazón de África país pequeño y bello, con gente maravillosa.
Con los pigmeos en la selva de Camerún, los que saben vivir con poco, al día, con lo que les ofrece la Madre Naturaleza; donde celebran los acontecimientos de la vida a través de sus danzas…
En Togo, país semedesértico, con gran variedad de lenguas, religiones… situado en el Golfo de Guinea, desde donde salieron personas para poblar y trabajar en América.
Para mí ha sido una gran riqueza vivir con tantos hermanos diferentes, distintas razas, culturas, costumbres… Sus grandes valores han enriquecido mi vida. Por experiencia, he recibido más de lo que he dado.
Todo esto os cuento desde Donostia, mi tierra, donde conocí la Asunción, que con su internacionalidad me ha permitido vivir estas experiencias y desde donde han salido tantos misioneros.
También en mi tierra me siento misionera, con todos los hermanos venidos de distintos lugares en busca de un futuro mejor, los cuales nos enriquecen…
El compartir tantas experiencias hermosas, con Jesús y con tantos hermanos y hermanas de distintos lugares, han ensanchado mi corazón y constato que es posible amar gratuitamente a muchas personas, hacerles felices y con ellos ser feliz. Como dice Santa María Eugenia “El amor nunca dice basta”
Después de este largo camino de 50 años, que a veces me parece que ha sido corto, es cuando trato de compartiros mis vivencias. Experiencias muy gozosas, alegres, otras de búsqueda, de confusión...
Os digo que todas ellas me han ayudado a crecer, a vencer mis miedos, a conocerme y A IR MÁS ALLÁ. Todas las páginas de mi vida las considero importantes porque me han hecho ser lo que soy hoy.
El ir más allá…es sorprendente, asusta… también te llena de gozo y te fortalece si vas de la mano de Jesús en compañía de los hermanos. Llegas a vivir experiencias y a hacer cosas que nunca hubieras llegado a realizarlas sola.
Recuerdo una frase que me dijo una hermana en un momento de atasco y dificultad en mi vida “tira la toalla y lánzate” y con mucha confianza, me lancé, me puse a caminar de nuevo. Gracias a estas palabras tan decisivas para mí en ese momento, hoy os puedo contar mi historia de estos 50 años de vivencias compartidas con Jesús y con los hermanos.
Mi mensaje para vosotros, los jóvenes, que os fieis de Jesús, es el amigo que nunca abandona, Jesús es el camino seguro; abrid vuestros ojos y corazones a Él, a vuestro alrededor y al mundo y veréis que hay muchas personas que esperan amor, consuelo, curación, para ser felices…
Jesús y el mundo os necesitan, sed fuertes, generosos, cariñosos y alegres.