“En presencia de Dios, en la Iglesia y ante mi comunidad, Yo…” Al pronunciar estas palabras con las que inicia la fórmula de profesión, sentí como el deseo de responder a esta Alianza de Amor que el Dios de la vida haría con cada una de nosotras se iba haciendo cada vez más fuerte, una respuesta que nace desde la libertad de nuestros corazones.
Es uno de esos momentos que marcan tu vida, donde sientes que los nervios quebrantan todo tu ser y te hacen tocar lo profundo de la decisión que estas tomando; una decisión que lleva por si misma la entrega total al Amor; cada día es un “Quédate con nosotras Señor” para aprender de ti, para ser tus discípulas, para conocerte. En el misterio de la Anunciación dijo María: ¿Cómo sucederá esto?, y el ángel respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y te cubrirá con su sombra”, un Espíritu generador de vida, que nos acompaña, que nos empuja a arriesgarnos, a ir a las fronteras y aspirar que el Reino de Dios siga siendo la fuerza entre nosotros/as. Y ante este gozo que llena nuestros corazones se suma la alegría de como nuestras familias, quienes acompañan nuestro Sí, también pasan a formar parte de la gran Familia Asuncionista, lugar donde se ensanchan los corazones con más hermanas y se estrechan relaciones de amistad. Es así como se unen a nuestras vidas en el misterio mismo de la vocación a la vida religiosa.
Miriam Martínez, r.a Provincia Centroamérica y Cuba