María Eugenia Milleret nos recuerda ante todo la importancia de la Eucaristía en la vida cristiana y en el crecimiento espiritual. En efecto, como afirmó ella misma, su primera Comunión fue un tiempo fuerte, aunque no lo comprendió completamente en ese momento. Cristo, presente en lo más profundo de su corazón, actuaba en ella, dándole tiempo para caminar a su ritmo, para proseguir su búsqueda interior, que la llevaría a entregarse totalmente al Señor en la vida religiosa, respondiendo a las llamadas de su tiempo. Percibió particularmente la importancia de proporcionar a las generaciones jóvenes, en especial a las muchachas, una formación intelectual, moral y espiritual que las hiciera adultas capaces de ocuparse de la vida de su familia, aportando su contribución a la Iglesia y a la sociedad. Durante toda su vida encontró la fuerza para su misión en la vida de oración, uniendo sin cesar contemplación y acción. Que el ejemplo de santa María Eugenia invite a los hombres y a las mujeres de hoy a transmitir a los jóvenes los valores que les ayuden a convertirse en adultos fuertes y en testigos gozosos del Resucitado. Que los jóvenes no tengan miedo de acoger esos valores morales y espirituales, y de vivirlos con paciencia y fidelidad. Así construirán su personalidad y prepararán su futuro.
HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI. CEREMONIA DE CANONIZACIÓN DE LOS BEATOS: JORGE PRECA, SIMÓN DE LIPNICA, CARLOS DE SAN ANDRÉS HOUBEN y MARÍA EUGENIA DE JESÚS MILLERET. Plaza de San Pedro. Domingo 3 de junio de 2007
(francés)Os saludo a vosotros, queridos peregrinos de los diferentes países donde están presentes las Religiosas de la Asunción, que habéis venido para la canonización de María Eugenia Milleret. A ejemplo de la nueva santa, encontraréis en María una guía segura, porque se dejó conquistar por el amor, humildemente. Ojalá que, con santa María Eugenia, os revistáis de Cristo y renovéis sin cesar vuestra valentía y vuestra esperanza.
(español)Saludo cordialmente a los peregrinos de España y Latinoamérica, especialmente a los numerosos fieles de México y miembros del grupo "Asunción juntos", que han participado en la canonización de la madre María Eugenia de Jesús. Que el ejemplo de la nueva santa, fundadora de las Religiosas de la Asunción, os ayude a centrar vuestra vida espiritual en Cristo y en el misterio de la Encarnación, y os impulse a un decidido y valiente compromiso apostólico, transmitiendo los valores evangélicos a la cultura actual, particularmente a través de la educación de los más jóvenes.
BENEDICTO XVI. ÁNGELUS. Plaza de San Pedro. Solemnidad de la Santísima Trinidad. Domingo 3 de junio de 2007