En el Instituto Asunción de Querétaro, como en otros lugares del país, llegamos a este fin de año en estado de confinamiento. Parecería que funcionar en virtual da una cierta lejanía, una comunicación menos emotiva que los encuentros presenciales. Para los mexicanos que amamos el contacto afectuoso, incluso físico, esto es difícil.
Por ello, atender el aspecto socio-emocional ha sido una prioridad en el colegio en este tiempo, además de seguir abordando los aprendizajes escolares desde varios tipos de inteligencia: inter-personal, intrapersonal, espiritual, artística, kinestésica, etc.
Sin embargo, estos últimos días hemos vivido encuentros muy especiales donde la dimensión comunitaria ha alcanzado el sentido más hondo, más “Asunción”, que nos ha sostenido en la travesía de este mar agitado.
Todo culminó ayer, con una “caravana navideña” en que las familias recorrieron en sus vehículos el campus, visitando diferentes “stands bíblicos” donde iban encontrando pastores, a la Virgen y el Ángel, la llegada de los Peregrinos a Belén, los Magos de oriente, el Nacimiento…
En cada etapa, las familias que desearon aportaron un juguete o ropa para compartir con personas en necesidad, tanto aquí en Querétaro como en San Ildefonso. También un alimento para las despensas de los trabajadores que se suelen regalar cada año. Los niños habían escrito cartas de agradecimiento a sus maestros y cartas con un deseo a los Reyes Magos, no un deseo material sino un deseo espiritual para sus familias y para el mundo.
Varios días antes, todo el personal nos pusimos en movimiento para revestir el colegio con farolitos, luces, candelas, escenografía… los personajes de cada escena eran maestros y alumnos de bachillerato… fue un trabajo de hormiguitas en el que todos aportamos nuestro granito de arena. Poco a poco se fue creando un ambiente de comunión y alegría, ¡incluso respetando la sana distancia!
Ayer a las 6 pm se abrieron las puertas del colegio para el recorrido de las familias en sus vehículos, unos 800 metros de paseo por estos espacios tan entrañables, tan extrañados durante estos meses. No faltaron las lágrimas de emoción, la nostalgia… el intercambio de regalitos desde las ventanillas de los coches, la consciencia de un cariño reforzado…
Al final de la caravana, antes de dejar el colegio, cada vehículo recibía un regalo especial: un Niño Dios, para significar que Él es EL REGALO, y que, con tan buen Capitán, podemos seguir navegando a puerto seguro, iluminados siempre por María, la Estrella del Mar…
Fueron muchas horas de alegría, emoción, miradas, palabras y sonrisas aún detrás de la carátula y el tapabocas. Una red inmensa y fuerte de afecto y convicción nos había fortalecido a todos.
Como decía una familia: “mientras afuera se siente tristeza y angustia, nosotros salíamos de la escuela fuertes en la esperanza…”
A las 10 pm despedimos al último vehículo con una alegría nueva e inédita que había nacido en nosotros y entre nosotros.
Además, una cantidad inesperada de ropa, juguetes y alimentos están allí, listos para ser compartidos… signo de que la abundancia de cariño entre nosotros desbordará en solidaridad para muchos… en esta Navidad… uniendo esta colaboración a la de tantos que construyen así una sociedad más humana… la que Jesús vino a anunciarnos con su vida.
Gracias Señor por permitirnos así vivir una experiencia de Ti. Tú estás presente, sigues haciéndote presente en el mundo a través de todos estos gestos y acompañando así la historia.
Ana Senties RA
Asunción Querétaro (México)