Cristo Rey
Llegamos al final del año litúrgico y la Iglesia nos invita a culminar con la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Nuestra mirada se dirige entonces, a Jesús en la Cruz, amando hasta el extremo. El Rey de nuestra vida, del universo, muere en la Cruz y mirándole a Él se aprende a amar y dejarnos amar. Nos recuerda también que en Él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles. Todo cuanto se desarrolla bajo su reinado tiene la posibilidad de encontrar los caminos hacia la paz y la reconciliación.
Fuente de paz y reconciliación
Aquel malhechor crucificado al lado de Jesús, tuvo sin pensarlo, una gran oportunidad. Ocasión de reconocerle como Rey y al mismo tiempo de expresar su deseo más profundo: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mi”. Atreverse a acercarse a Jesús, expresarle la necesidad de estar con él y dejarse mirar por él, es al mismo tiempo, abrirse a la fuente de donde brota la paz, el perdón y la reconciliación. La paz del corazón llega entonces, cuando dejamos a Jesús reinar en nosotros, es decir, tomar posesión sobre nuestros pensamientos, palabras y obras, colmando así, el espacio de nuestro interior y transformando toda nuestra vida. Jesús, fuente de toda paz, se acuerda de nosotros, nos devuelve la alegría del corazón y el gozo de un nuevo comienzo. Su palabra: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”, nos reconcilia y nos habla de una nueva esperanza y la esperanza, no defrauda.
Promotoras de paz, perdón y reconciliación
sta esperanza nos pone en camino hacia el otro y los otros. Vivir bajo su reinado de paz, perdón y reconciliación nos llama a favorecer en nuestras comunidades signos y espacios de verdaderos encuentros, interés por el otro, comprensión y aceptación mutua. Cuando nuestra fuente es Cristo Rey, somos capaces de vivir en continua conversión, tomar la iniciativa, promover la paz, el perdón y fomentar un ambiente comunitario que restauren, fortalezcan, sostengan y sea descanso del corazón. Comprometidas con el deseo de un mundo más justo y fraterno nos sentimos llamadas a compartir y testimoniar esta vivencia personal y comunitaria. Ello, nos lanza a la misión para que esta experiencia de Cristo Rey en nuestras vidas se refleje en los espacios en los que compartimos con otros. Ante tantos ambientes hostiles y desesperanzadores, se hace aún más necesario que Cristo Rey del Universo restaure y reine en nuestro interior concediéndonos la paz y, al mismo tiempo, seamos reflejos de esa paz, perdón y reconciliación.
Hª Yania Soto
Provincia de América Central y Cuba