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Cultivar las virtudes en este tiempo de pandemia

C eventLunes, 22 Julio 2024

En las reflexiones que ofrecimos de marzo a junio 2020 abordamos los movimientos internos que esta crisis está provocando en nosotros: miedo, incertidumbre, desconcierto, angustia, tristeza, enojo… También ofrecimos algunas herramientas para “sacar provecho de este tiempo” desde el punto de vista espiritual e interior. ¡Qué bonito sería compartir todas las cosas positivas que se han despertado en nosotros durante estos meses! Varios de ustedes lo han hecho, y esto nos estimula mutuamente y, además, estrecha nuestros lazos.

Queremos dar un paso más: pasar del análisis de la situación y lo que despierta en nosotros; de cultivar nuestro “jardín interior” conociéndonos y tomando decisiones internas para vivir este tiempo de manera constructiva... pasar a hacer crecer en nosotros –de manera intencional y deliberada- los frutos raros de las virtudes

En efecto, casi no se oye hablar hoy de virtudes, parecen un producto en vías de extinción. Algunos los llaman “valores”, pero hay una diferencia. Los valores son aquello a lo que damos importancia en la vida, mientras que las virtudes son esos valores que nos esforzamos en poner en práctica. Las virtudes son un “valor agregado” que embellecen a la persona, le imprimen carácter y dirección a su personalidad. 

En la Asunción, la “educación del carácter” rasgo esencial de nuestra pedagogía, es precisamente el fruto del cultivo de las virtudes. Santa María Eugenia explica su importancia, partiendo del análisis agudo que hace de su tiempo:

“Formar caracteres templados con una atención particular a la rectitud, la franqueza, la lealtad, el honor, la generosidad, la entrega...  En nuestros días los caracteres son débiles porque las verdades han disminuido en las almas.  Los grandes principios son los que forjan los grandes caracteres.”

Para ella, una persona con carácter fuerte es la que vive una congruencia entre las verdades y principios que posee y sus acciones. Esto da dirección a su vida. Son tan importantes, que María Eugenia afirma que “son la manifestación de la vida de Dios en nosotros”.

Podemos tener personas con títulos y grandes habilidades, pero solo las virtudes que vive harán de ellos un buen ser humano. Las virtudes son cualidades humanas que permiten a quien la posee tener una actitud constructiva, llevar a término decisiones y alcanzar sus metas, aún a través de situaciones adversas o sorpresivas. La virtud no se improvisa, se practica para que arraigue en una actitud, con un impacto incluso biológico, ya que los hábitos van trazando pautas en el cerebro, el lenguaje y el comportamiento. Como en cualquier aprendizaje (los deportes, las artes, por ejemplo), el dominio del mismo no se adquiere sin haber repetido los movimientos infinidad de veces. No hay posibilidad de poseer una virtud sin practicarla, como no se logrará un carácter templado sin virtudes.

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