Participar en la aventura de los Holy Games significa optar por el voluntariado de la Iglesia durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Esta iniciativa tiene como objetivo abrir de par en par las puertas de nuestra Iglesia con motivo de París 2024 y mostrar que la Iglesia Católica está presente y disponible. En este contexto, descubrimos cómo los valores del deporte pueden acercarnos a Dios: Amor, Pasión, Perseverancia... En el campo de juego, todos somos iguales, llevamos la misma camiseta, nos convertimos en compañeros de equipo. El deporte, cuando se practica de acuerdo con las reglas, une. Reúne a las naciones detrás de sus campeones, avanzando "más rápido, más alto, más fuerte" juntos.
¡Nuestra semana estuvo muy llena! Por las mañanas, teníamos charlas sobre las virtudes y celebración de la misa; tratamos temas como la fortaleza, la templanza, la justicia, la prudencia, la fe, la caridad y la esperanza. Las tardes estuvieron llenas de diversas misiones. Por ejemplo, fuimos a un parque con algunos equipos deportivos para invitar a los niños a hacer deporte con nosotras. Otro día organizamos visitas animadas en Montmartre. Sencillamente ofrecíamos a las personas que entraban en las iglesias la posibilidad de rezar por ellas o con ellas. Cada noche tuvimos una velada diferente, desde conciertos y adoración hasta teatro, alabanza e incluso la veneración de la Santa Corona de Espinas. También tuvimos la oportunidad de asistir a la prueba de sprint de canoa y kayak en el río Marne. ¡Nuestra semana estuvo llena de gratas sorpresas y recibimos muchas gracias! Subimos a los tejados de Montmartre. Nos alojábamos en un lugar hermoso y experimentamos el ambiente de los Juegos Olímpicos, un ambiente lleno de sonrisas y encuentros.
Mirando hacia atrás, la palabra clave que me llevo de esta experiencia en los Holy Games es "disponibilidad". A muchos niveles, eso es lo que más me impactó. Primero, la disponibilidad que caracterizó a todas las personas que ayudaron a construir y llevar a cabo este proyecto. Después, la disponibilidad necesaria dentro de la misión. A menudo, esto requiere tener la capacidad de acoger a las personas que se acercan a nosotros, escucharlas y respetar sus puntos de vista. Estar completamente presente en el momento, totalmente disponible para la otra persona, a veces simplemente escuchando con verdadera atención. ¡Esto hace que cada encuentro sea valioso!
Estoy agradecida de haber podido vivir esta semana tan especial junto al grupo formado por la Congregación de las Religiosas de la Asunción con mi prima Anaëlle. Regresamos con la cabeza llena de maravillosos recuerdos, una fe renovada y un deseo aún mayor de seguir a Jesús.
¡Demos gracias!
Marie-Lou Lacoste
¡Qué gran aventura fueron los Holy Games! Una semana increíble en torno al deporte y la fe, que no olvidaré fácilmente. Me encantaron estos días que me permitieron vivir momentos de compartir a través de diferentes misiones. En un mundo que a menudo parece difícil, es reconfortante ver que todavía existen valores de fe, ayuda mutua y bondad. Es alentador ver cómo el deporte y la fe pueden unirnos más allá de nuestras diferencias. Experimentamos momentos fuertes en los que se podía sentir la presencia de Dios. Creo que eso es lo que más me llevo de esta aventura de los Holy Games, esta presencia de Dios en cada momento, especialmente a través de algunos encuentros que dejaron huella en mí. Sería difícil describir el ambiente tan especial que se vivió, pero creo que eso fue lo que más me gustó: este ambiente que nos empuja a compartir nuestra fe con el mundo.
Jeanne Benotteau.