Muy queridas hermanas y amigos,
¡Bendiciones de la Octava de Pascua!
Mientras lamentamos la muerte del Papa Francisco, también damos gracias a Dios por el maravilloso regalo de su vida a la Iglesia y a la Comunidad Mundial.
Le recordamos como un pastor que guiaba con el amor del Padre, la humildad de Jesús y el fuego del Espíritu Santo, con un profundo compromiso con el Evangelio de la Misericordia. Lo experimentamos como un pastor profético de los pobres y marginados que se preocupaba por todos, especialmente por las pequeñas voces y los miembros invisibles de la Iglesia. Le agradecemos sus esfuerzos por hablar de Dios y de la Creación de Dios de forma diferente, por iniciar el proceso de Sinodalidad en la Iglesia, por soñar con una Iglesia más inclusiva y por hacer una Iglesia más comprometida con las complejas realidades del mundo. En tiempos difíciles de escándalos y polarizaciones, el Papa Francisco nos invitó a escuchar los impulsos del Espíritu Santo y a discernir las cosas con justicia y misericordia.
Que él nos bendiga a todos(as) y continúe desde el cielo su reforma de la Iglesia . Que su presencia compasiva y amorosa y su legado de derribar barreras perduren en nuestras vidas. Que viva para siempre en nuestros corazones. ¡Que su alma descanse en la paz eterna!
Honremos su vida y su visión de la Iglesia haciendo que su Herencia se mantenga viva a través de nuestras vidas y compromisos. En conformidad con el amor especial que tuvo Santa María Eugenia por la Iglesia, les hacemos las siguientes dos propuestas para todas nuestras comunidades.
1. Tomar juntos un tiempo de oración y reflexión, centrándose en el impacto del legado del Papa Francisco - su testimonio de vida y sus enseñanzas - en nuestras vidas personales y comunitarias. Compartir sus experiencias en sus respectivas comunidades (Hermanas y Laicos - Asunción Juntos, siempre que sea posible).
2. Rezar por la Iglesia, por el próximo Cónclave, el tiempo de discernimiento y el sucesor del Papa Francisco. Pongamos intenciones especiales durante la adoración, los Oficios o la Eucaristía de cada comunidad.
Estaré muy unida con todos ustedes cuando participe en el funeral del Papa Francisco con nuestras hermanas en Roma el 26 de abril. Considero una gracia especial poder estar allí en persona para despedirlo en nombre de la Congregación (como una gota en el océano). Regresaré a París después de la reunión de la UISG el 12 de mayo.
Con todo nuestro afecto y oraciones,
Hna. Rekha y el Consejo
Auteuil, 22 de abril de 2025