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La acogida de dos jóvenes refugiadas ucranianas en la comunidad de Orleans

L eventMiércoles, 03 Julio 2024

Disponiendo de un local independiente de la casa (llamado “el anexo” y que la hermana Anne ocupaba en el pasado para su consultorio de psicoterapeuta), la comunidad había reflexionado, a comienzos de año, sobre el nuevo destino de estas dos salas. En nuestro proyecto, centrado sobre la hospitalidad, deseábamos hacer un espacio de acogida prioritariamente para jóvenes AMA, Servicios cívicos, jóvenes necesitando de un momento de pausa o de discernimiento… Así, hemos progresivamente equipado este lugar como un pequeño estudio.

Cuando estábamos a punto de dar a conocer nuestra “oferta”, por intermedio de volantes y de redes sociales, la guerra ruso-ucraniana estalla. Nos enteramos que la prefectura ha abierto un sitio para identificar las posibilidades de alojar refugiados ucranianos. Frente a esta urgencia, decidimos proponer nuestra vivienda. Y así lanzamos el equipamiento del estudio: compra de un refrigerador en el “Bon Coin”[1], que la persona nos vende a mitad de precio cuando se entera que es para la acogida de ucranianos, vajilla, etc.…

Algunas semanas después, la asociación encargada del alojamiento de emergencia para los ucranianos llegando a Orleans nos contacta. En dos oportunidades, nos piden acoger uno, luego dos hombres. Discernimiento comunitario: esta perspectiva nos incomoda un poco, preferiríamos acoger mujeres. La asociación comprende muy bien nuestro pedido y promete contactarnos de nuevo. Efectivamente, el 11 de mayo, nos propone de acoger Iryna y Maryna, dos amigas de 28 y 32 años. ¡Nuestro proyecto de acoger jóvenes en el anexo se concretiza de una manera diferente de la que habíamos imaginado!

Las dos muchachas llegan a nuestra casa el 17 de mayo. Viviendo en Francia desde apenas 10 días, ellas están cansadas, aun conmocionadas… No hablan una sola palabra de francés; felizmente un poco de inglés nos permite comunicar rápidamente con Iryna. ¡Rápidamente también, instalamos un traductor en sus teléfonos para poder hablarnos!

Como la vivienda es completamente independiente de la casa, con una puerta directa a la calle, vemos muy poco a nuestras dos muchachas. Estas son, por otro lado, muy espabiladas y se desplazan solas en la ciudad sin problema, gracias al GPS de sus teléfonos. Ellas mismas hacen todos los trámites administrativos. Queremos también respetar su necesidad de descanso, de intimidad, de libertad. Nosotras que creíamos que íbamos a ser un poco “molestadas”, constatamos que lo que ocurre es más bien lo contrario... ¡Son ellas quienes deciden “incomodarnos” lo menos posible! Y nos conmueve su simplicidad para compartir con nosotras los productos alimenticios que ellas reciben gracias a las asociaciones, cuando hay demasiado para ellas. Lentamente, los lazos se tejen en la discreción y la solidaridad. De ambos lados, debemos aprender a encontrar la justa distancia, a vencer la timidez, respetando siempre la libertad de los demás.

Aprender a hablar francés fue, desde el comienzo, el problema urgente. A su llegada, Iryna y Maryna fueron inscritas en un curso intensivo organizado por la municipalidad, en el cual ellas se encuentran con alrededor de cuarenta ucranianos. Pero no hay grupos de nivel, y ellas están un poco perdidas, dado que los otros han comenzado el curso un mes y medio antes. Sin embargo, para encontrar rápidamente trabajo, un aprendizaje eficaz es indispensable. Al cabo de un mes o dos de adaptación, constatando sus dificultades a aprender eficazmente la lengua, ellas aceptan “molestarnos” para una hora de conversación por semana. ¡La Hermana Ghislaine está feliz de ofrecerles esta ayuda!

No sabemos muy bien por cuánto tiempo las chicas se quedarán con nosotras. Se suponía que la guerra duraría 3 días, pero ya lleva 6 meses, y parece que va durar aún más. Como nos lo han dicho las asistentes sociales, el mejor servicio que podemos dar a estas dos jóvenes es la estabilidad, sin añadir presión suplementaria a la situación tan difícil que ellas atraviesan con gran coraje.

 

¡Ucrania, también en la escuela!

Como una de nuestras familias había acogido a una madre y su hija de 8 años, esta última es integrada en una clase de CE2[2]. Pero la maestra no puede darle el tiempo necesario para aprender francés.

A pedido del director de la escuela, decidimos trabajar dos veces por semana con Veronika durante el tiempo del “Punto de escucha” de Ghislaine y Hélène. ¡Las imágenes encontradas en el jardín de infancia han sido de mucha ayuda para improvisarnos profesoras de FLE (Francés Lengua Extranjera)! Las compañeritas de clase participan voluntariamente de este tiempo de trabajo, y no hay nada como un niño explicando a otro niño. Veronika aprende muy rápido, su progreso es espectacular de una semana a la otra. ¡Y tenemos la alegría de ver al fin la sonrisa iluminar su rostro!

 

[1] Portal de clasificados equivalente a milanuncios (España).

[2] Cours élémentaire 2, equivalente del tercero de primaria.