Nombre: Harrison José Solórzano Pérez
Mi camino dentro de la familia asuncionista comenzó como estudiante, cuando aún no era del todo consciente de la profundidad del carisma que se vivía en cada rincón de la institución educativa. Con el tiempo, y gracias a la cercanía de las religiosas de la Asunción y la comunidad educativa, fui descubriendo que ser parte de la Asunción no es solo pertenecer a una institución, sino formar parte de un legado vivo.
Hoy, como educador y exalumno, siento con más fuerza el compromiso de mantener viva la herencia que nos fue confiada hace ya 186 años. Educar desde el espíritu asuncionista significa mucho más que enseñar contenidos: es acompañar, formar en valores, construir comunidad y anunciar el Reino de Dios en lo cotidiano.
Como asuncionista, no solo conservo recuerdos, sino que asumo un compromiso: el de revitalizar y custodiar el carisma que nos legaron nuestra hermanas fundadoras, donde podamos seguir bebiendo de la fuente.
Me siento profundamente agradecido por este camino que me ha transformado y que hoy me permite ser instrumento para que otros jóvenes descubran también la riqueza de este carisma. Como asuncionista, entiendo que nuestra misión no termina al salir del aula, sino que se prolonga en cada gesto de fraternidad, justicia y esperanza.
Seguir el legado de la Asunción es, para mí, un acto de fidelidad y amor; una respuesta concreta al llamado de Dios que, a través de la historia y del testimonio de tantos hermanos y hermanas, me invita a caminar con alegría y compromiso, siendo peregrino de la esperanza.