Como comunidad, tenemos adoración del Santísimo Sacramento durante veinticuatro horas, pidiendo a Dios de vez en cuando que tenga misericordia de nosotros. Tenemos agua mezclada con jik a la puerta de casa para que cualquiera que entre en nuestra comunidad pueda lavarse las manos.
Lavarse las manos, evitar las salidas innecesarias y evitar el transporte público son medios que nos tomamos en serio. Utilizamos nuestros coches cuando es posible y desinfectante para prevenir la transmisión del coronavirus. Cada una de nosotras usa mascarilla al salir. También tomamos medicinas locales como ajo, jengibre, limón y algunas hojas como Iyombo y está siendo útil. Lo hervimos y lo bebemos o lo cocemos al vapor.
Como todos, estamos viviendo las consecuencias de la COVID 19 que nos sorprendió en su momento cuando no lo esperábamos y convirtió todos los planes de la escuela en un desafío. Agradecemos a Dios la decisión de las universidades de tener un plan B en este momento de confinamiento para permitir que los estudiantes sigan con sus estudios online.
De hecho es un bien. Es tiempo de gracia y desafío. Sin embargo, en este momento todo el mundo está en casa y necesita utilizar Internet. Esta es la realidad, ya que algunos trabajos también se realizan online. Por lo tanto, la conexión a la red se debilita de modo que los estudiantes no pueden seguir las clases correctamente. Es un desafío porque algunos profesores no nos entienden cuando iniciamos la sesión y después de unos minutos, nos desconectamos. Suelen pensar que no hablamos en serio, pero no queremos seguir las clases a medias.
También es tiempo de gracia para aprender a ser pacientes y aceptar la injusticia. Algunos profesores se niegan a que los estudiantes vuelvan a iniciar la sesión cuando se enfrentan a problemas de conexión a la red. También es tiempo de aprender a depender totalmente de Dios. Porque cuando entras en clase, no sabes si la conexión a la red te permitirá terminar o se apagará de repente. Tiempo de descubrir la grandeza de la vida comunitaria y la fraternidad vivida en ella. Porque las hermanas intentamos ayudarnos unas a otras para poder tener acceso a la red.
Es tiempo de descubrimiento. A medida que nos enfrentamos a los desafíos, estos nos ayudan a aprender nuevas habilidades con el uso de la tecnología. Termino citando esta palabra de Santa María Eugenia “Todo es de Jesucristo, Todo pertenece a Jesucristo y Todo debe ser para Jesucristo”. Todo empieza con Dios y termina con Dios. Seguimos rezando para que Dios tenga misericordia de nosotros y acabe con la enfermedad causada por el coronavirus, para que la vida pueda volver a la normalidad.
Bendiciones del 2020
“¿Cómo puedo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho…?” PS 116.
Viendo todas las bendiciones que Dios ha concedido a nuestra comunidad, encontramos este salmo como eco al contemplar la obra de Dios en su pueblo. A principios del año 2019, nuestra comunidad era la más pequeña de la provincia, pero los caminos de Dios siempre están llenos de sorpresas, anhelábamos tener un proyecto consistente que pudiera apoyar a la comunidad y también donde nuestras hermanas pudieran trabajar por el Reino de Dios. En realidad, teníamos pequeños proyectos, pollos, conejos y también de tejidos que habían permanecido inactivos durante cierto tiempo por falta de capital.
En la comunidad éramos cuatro hermanas y podíamos sentir el vacío de la casa, siendo tan pocas en una casa grande. No adivinábamos que las bendiciones estaban llamando a nuestra puerta y nuestros corazones podían regocijarse.
Las maravillas de Dios comenzaron, a mediados de año cuando la provincia propuso iniciar un preescolar en la comunidad, en nuestros humildes comienzos, los proyectos empezaron a arrancar de raíz cuando nos atrevimos a decir que sí, estábamos listas para correr el riesgo, y poner en marcha la escuela, en nuestra mente teníamos tantas preocupaciones, de dónde sacar el capital así como de dónde sacar a los niños ya que no era el principio de curso. Al llevar a cabo nuestras ideas, comenzamos, preparando las clases y teniendo varias reuniones sobre las necesidades de la escuela. Dios comenzó a responder a nuestras necesidades a través de su pueblo. Conseguimos nuestra primera donante, Janell, que nos apoyó para sentar las bases, ella donó dinero para equipar los juegos al aire libre para los niños, la nivelación del terreno, plantar el césped, comprar los muebles y algunos documentos de oficina. El 2 de septiembre seguirá siendo histórico para nuestra comunidad cuando abrimos la puerta y recibimos a nuestros primeros pioneros, Angel Margret y Rosalina.
Tuvimos una gran alegría de dar testimonio Asunción Juntos con el grupo Kiriita y el grupo Kawangware; algunos se comprometieron a seguir más de cerca a Cristo en el estilo de vida Asunción, así como a colaborar con nosotras, otros renovaron su compromiso. Estaban tan felices cuando fueron enviados a proclamar a Cristo dándole a conocer, amar y servir en la sociedad.
Los miembros comprometidos de Asunción Juntos son trece en total.
También compartimos la alegría de recibir a nuestras tres nuevas postulantes, que desean profundamente entrar al servicio del Reino de Dios en nuestra congregación. Vicenta las recibió. También tuvimos la alegría de celebrar la renovación de votos de nuestra hermana Devota. Esto aumentó nuestra alegría.
Uniéndonos a la Santa Sede, en su llamada a cuidar nuestra Casa común, 'La Tierra', nuestra comunidad no se quedó atrás, estando en comunión con la ecología, pudimos trabajar juntas en el huerto para añadir más vegetales, para hacer un poco de planificación para mejorar nuestro jardín, así como releer las tres RS (Reutilizar, Reducir, Reciclar) Fue una semana muy provechosa, enriquecida con la oración ya que nuestro tiempo está marcado por la crisis de la Pandemia de la COVID-19, en la que vivimos el misterio de 'permanecer en casa' como forma de prevención.
Nos regocijamos porque la obra de Dios es siempre maravillosa. Nada puede separarnos del AMOR DE DIOS.
Inmediatamente después de recibir las orientaciones del Capítulo General, la comunidad Provincial (comunidad de Moshi) tuvimos largos ratos de discusión comunitaria, reflexión y discernimiento sobre dichas orientaciones. Nuestro enfoque se centraba en las periferias de nuestra comunidad y en nuestra localidad. En una de nuestras visitas al Hospital de Referencia KCMC, Sarah Emmanuel entró en contacto con un niño discapacitado físico. El niño se llamaba Suleman John, Sarah estableció amistad con él. El joven comenzó a abrirse gradualmente y de una manera más profunda. Pronto Sarah se dio cuenta de que el niño no estaba bautizado y deseaba ser bautizado. El chico tenía un amigo sacerdote a quien expresó que le gustaría que le bautizará él. Sarah se puso en contacto con ese sacerdote que trabajaba en una parroquia lejana. Sarah compartió su experiencia con la comunidad y la animamos a buscar al sacerdote. Luego, cuando Sarah llamó al sacerdote, el sacerdote se sorprendió y dijo que no conocía al niño. A pesar de todo, estaba dispuesto a bautizarlo. En ese momento el niño aún se encontraba en el hospital porque la madre no podía pagar la factura cuando le dieron el alta. Pero en la comunidad nos animamos unas a otras a continuar con el proceso del bautismo. Alentamos al niño a tener paciencia porque la factura era alta hasta el punto que la madre tenía que recaudar fondos. Mientras tanto, el niño deseaba ser bautizado con todas sus fuerzas con la ayuda de Sarah. Por suerte, la madre pudo reunir los fondos para pagar la cuenta y el niño fue dado de alta y se fue a su parroquia de origen.
Esta fue otra oportunidad que nos llevó a otra periferia, la de su propia casa. La familia estaba muy contenta de que Sarah buscara y encontrara dónde vivían. El proceso del bautismo tuvo que comenzar con su párroco, en su parroquia. El sacerdote estaba muy ocupado y no sabía que el niño no estaba bautizado ya que la cultura de la zona esconde a los niños discapacitados. Por eso, el niño permaneció oculto y silenciado durante mucho tiempo. Luego tuvimos que negociar con el párroco y la pequeña comunidad cristiana para que el niño fuera bautizado. Finalmente se fijó el día del bautismo, el 2 de agosto de 2019. La comunidad tuvo que sacrificarse para comprar ropa para que él estuviera elegante en ese día especial ya que iba a ser uno de los hijos de Dios.
El día del bautismo, Sarah fue a su casa para prepararlo. Fuimos a la iglesia de Kibosho donde fue bautizado. Estaba muy contento de ser llamado hijo de Dios y de ser recibido en la Iglesia. La comunidad compró el catecismo de Suleman para prepararse para la sagrada comunión y la confirmación.
Comunidad de Moshi Town.
El día 25 fue una preciosa experiencia de la comunidad de Singida que tuvo una comida navideña con las personas necesitadas de la región de Singida, lo que nos recordó la compasión y el amor que Jesús tuvo con las personas más vulnerables durante su misión en la tierra. Fue un estupendo día coloreado por todo tipo de personas, los albinos, cojos, sordos, mudos, discapacitados, niños de la calle, etc. y todos eran de diferentes lugares, incluidos nuestros amigos musulmanes, ya que sabemos que nuestra Iglesia es universal. El día estuvo marcado por rostros alegres y la gente pudo expresar esta alegría bailando y compartiendo. Fue una experiencia maravillosa que hizo que todos experimentaran un sentido de pertenencia y se sintieran parte de la familia de Dios. Terminamos el día entregando obsequios a nuestros necesitados que apreciaron mucho.
Ecumenismo
Fue el 26 de diciembre, un día después del día de Navidad, cuando nosotras, como Comunidad Singida, tuvimos otra experiencia hermosa y transformadora al unirnos las Iglesias en la Diócesis de Singida, que se llevó a cabo en nuestro centro de capacitación Pastoral y Socitrabajando. El día también estuvo marcado por diferentes denominaciones acompañadas por los líderes de la iglesia, incluido nuestro obispo Edward Mapunda y muchas otras congregaciones religiosas. Fue una experiencia maravillosa que estuvo coloreada por diferentes coros alabando y adorando a nuestro Creador y compartiendo la Palabra de Dios. Este sigue siendo un día inolvidable que marcó nuestra unidad como pueblo de la única familia de Dios.
Artículo de Sr. Beatriz. Comunidad de Singida Town