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¿Por qué orar por la Creación?

eventSábado, 06 Septiembre 2025

Al comienzo del Tiempo de la Creación, estamos invitados este año a vivir en Paz con la Creación, como peregrinos de esperanza.

El profeta Isaías (32,14) describe la Creación desolada sin paz debido a la falta de justicia y la relación rota entre Dios y la humanidad. Por tanto, en estos tiempos de crisis ecológica, injusticia y búsqueda de sentido, la oración por la Creación se presenta no solo como una respuesta espiritual, sino como una forma profunda de comunión con Dios y con todas las criaturas.

San Francisco de Asís y Santa Mª Eugenia de Jesús ofrecen dos caminos complementarios que nos ayudan a entrar en un diálogo orante con la naturaleza, con los empobrecidos y con Dios mismo, ambos nos enseñan a mirar la Creación no como un simple escenario, sino como sujeto de oración, encuentro y transformación.

San Francisco, con el “Cántico de las Criaturas”, nos mostró que toda la Creación - el sol, la luna, el agua, el fuego, los animales - es capaz de alabar al Creador. Su espiritualidad nos invita a vivir una fraternidad universal, en la que el ser humano no es dueño, sino hermano de todo lo creado. Esta visión inspira una oración que escucha el susurro del viento, el gemido de la tierra herida y el clamor de los hermanos. Mª Eugenia, por su parte, sitúa la oración en el corazón de la Encarnación. Para ella, todo lo creado es un don que revela la presencia activa de Dios en el mundo, su palabra e invitación a amar nuestro tiempo, nos empuja a asumir la realidad de nuestro mundo fragmentado y sufriente,  pero también bello y noble y hacerla nuestra, como Jesús hizo en su Encarnación. María, en su Asunción al Cielo, es el paradigma de esta realidad. En su afirmaciónel mundo no es lo suficientemente grande para mi amor” Mª Eugenia expresa un corazón agradecido que contempla la belleza y realidad de lo creado como gracia recibida.

Orar por la Creación es entonces un acto de gratitud y de contemplación. Desde esta mirada agradecida, surge una oración que no es evasión, sino impulso hacia el compromiso ecológico y social. La espiritualidad franciscana y la visión de Mª Eugenia coinciden en que la oración auténtica transforma al que ora y lo lanza al mundo con una misión: CUIDAR, SANAR, PROTEGER.

En este camino el silencio contemplativo se vuelve fuente de acción. Los tres polos de la vida en la Asunción de oración - comunidad - misión, nos recuerdan que la oración no es aislada, sino que nos une a otros y nos envía a servir. Cuidar la creación no es solo un deber ético o ecológico, sino una mística profunda, una forma concreta de amar y seguir a Jesucristo.

Así, orar por la Creación es una manera de alabar con todas las criaturas, de dejarnos transformar por el don de la vida, y de responder con gestos concretos de cuidado y justicia. Es entrar en la dinámica del Reino, donde todo está llamado a ser reconciliado y transfigurado en el amor de Dios.

 

Imagen de portada: La naturaleza es buena, bella y es sombra y reflejo de Dios, el Creador

Imagen de introducción: El tratamiento del plástico, un reto