Hoy en día, los jóvenes desempeñan un papel crucial, sin importar la sociedad en la que vivan, el nivel educativo y de conocimientos que posean, su origen familiar o su situación económica.
La mayoría de los jóvenes de nuestra Parroquia del Sagrado Corazón, en la Diócesis Católica de Singida, son exalumnos que no han podido acceder a la universidad ni encontrar empleo. Una evaluación realizada sobre sus necesidades reveló que enfrentan los siguientes problemas: presión de grupo, desempleo, relaciones interpersonales, falta de motivación, baja autoestima, falta de confianza, escasas habilidades comunicativas, competencia y desconocimiento de sí mismos.
A raíz de esta evaluación, la Hna. María Magdalena coordinó un seminario de tres días en el Centro de Formación Pastoral y Social. Asistieron un total de cincuenta y cinco jóvenes y cuatro facilitadores.
El seminario fue diseñado para ser altamente interactivo y motivador; un espacio para intercambiar ideas, aprender de los demás, construir relaciones, fomentar el sentido de pertenencia a la Iglesia y a la sociedad.
Los temas abordados —autoconocimiento, relaciones interpersonales y autorrealización— despertaron en ellos una conciencia de empoderamiento respecto a sí mismos, a los desafíos locales y globales, y a cómo actuar ante ellos. Esto se evidenció en sus trabajos en grupo y presentaciones. Todas sus preguntas reflejaban su deseo de participar, contribuir, descubrir, ofrecerse como voluntarios y servir a sus comunidades locales. Comprendieron que la vida se basa en la perseverancia y la actitud.
La oportunidad de encontrarse y participar activamente en el seminario fue también un momento para descubrir sus talentos, fortalecer su autoestima, reconocer la necesidad de conexión como jóvenes, establecer relaciones significativas y basadas en la confianza, valorar el trabajo en equipo y comprender en mayor profundidad su papel como jóvenes en la construcción de un mañana mejor.
Se sintieron cómodos al probar cosas nuevas, mostraron confianza para asumir riesgos, conscientes de que el fracaso no debe hacerles desistir, sino que es una oportunidad de aprendizaje y un paso hacia el progreso. Comprendieron que no necesitan seguir la opinión de los demás como guía en la vida, ni como meta a alcanzar. Ellos son agentes de cambio y transformación para una sociedad y un mundo mejores.
También se dieron cuenta de que ahora saben por dónde empezar y cómo marcar la diferencia, aunque sea de manera modesta, con su pequeña fuerza como individuos y como grupo juvenil en la Parroquia. Programaron encuentros en el Centro de Formación Pastoral y Social para jugar netball y fútbol, con el objetivo de atraer a otros jóvenes. Es también una forma de poner en práctica lo que prometieron: ser fieles a sí mismos, tomar decisiones firmes e involucrar a Dios en todo.
Como Religiosa de la Asunción, me sentí interpelada, afirmada y animada a entregarme aún más a los jóvenes, ya que tienen pasión por convertir los problemas en oportunidades y soluciones.
A los jóvenes: “OS SALUDO”, porque sois siempre nuevos, siempre jóvenes, siempre brillantes.
Por la Hna. María Magdalena Mgea – Comunidad de Singida Town