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Provincia de África del Este: Nos elevamos levantando otros

P eventMiércoles, 03 Julio 2024

Ubuntu, una palabra africana que se refiere a "Yo soy porque somos quienes somos".

Como seres humanos, nos necesitamos unos a otros y, gradualmente, desarrollamos un mayor sentido de comunidad. Sean ricos o pobres, tenemos algo que dar por el bien de los demás; un tacto, una sonrisa, un oído atento, una presencia, una palabra amable, un tiempo, un gesto y compartir experiencias. Vivir Ubuntu enriquece tanto al dador como al receptor al ser uno, siendo así agradecido no sólo por su propia vida sino también por la vida del otro. Todo este cuidado y preocupación unos por otros nos permite ser testigos de la Regla de Oro: “Haz a los demás lo que deseas que te hagan a ti”. Este es el poder ético universal que cruza las fronteras de nacionalidad, género, edad, cultura, religión, color, eruditos, analfabetos, tradiciones, fe... La lista es interminable.

En nuestra Parroquia del Espíritu Santo, un anciano de setenta y seis años, Joseph Kiilu, ha sido fuente de una vida transformada por la fe. Este anciano vive lejos de la Parroquia. Debido a su edad y mala vista, necesita dos horas de caminata para llegar a la Parroquia para asistir a la celebración eucarística diaria. “¿Qué le hace correr el riesgo de venir a la Iglesia esa madrugada con su mala vista? Una pregunta que uno se haría.

El anciano nos da la respuesta. “Mi vida cristiana se fortalece con la Sagrada Eucaristía, de donde extraigo la energía que me permite despertar cada mañana y alabar al Señor”. Lo dice con una sonrisa y una profunda convicción.

Una madrugada, a las cinco de la mañana, mientras se acercaba a la Iglesia Parroquial y rezaba el Rosario, se encontró con unos ladrones que le pedían dinero. Les mostró su Rosario y dijo: “Éste es mi único tesoro”. Los ladrones le pidieron que orara por su conversión.

Nuestra comunidad se encuentra a pocos minutos caminando de la Iglesia Parroquial y nos conmueve la fe fuerte de este anciano que lo hace perseverar ante la lluvia, el frío y todo lo que encuentra en el camino a la Iglesia. Nunca se queja, al contrario, agradece a Dios por todo. Su fe y sed de Dios ha sido una fuente de fortaleza para la comunidad en su misión.

Durante la Cuaresma, resolvimos caminar hasta la casa del anciano y viajar con él en las actividades y lecturas de Cuaresma. Algunos jóvenes de la Parroquia se han unido a nosotros, lo han visitado, le han cortado las uñas, le han lavado la ropa y le han regalado algo de ropa. Su alegría y felicidad le hicieron exclamar: “Hoy me ha visitado el Espíritu Santo”.

El anciano ha sido un modelo de transformado por la fe para su familia, vecinos y parroquia. Su fe en acción le permite enfrentar desafíos no solo, sino con Dios.

La Cuaresma 2024, nos dejó la huella de este anciano al redescubrir que la fe convierte la preocupación, el miedo, la ansiedad y las quejas en oración, confianza, libertad, nueva esperanza y gratitud.

La fe es un camino profundamente personal y comienza a florecer desde el corazón. La desesperación es evitable si tan sólo seguimos y confiamos en las palabras de Jesús: “No temáis, sólo tened fe”. (Marcos 5:35-36).

 

     

 POR LA COMUNIDAD KANGUNDO