Un Capítulo Provincial posterior al Capítulo General es un tiempo de apropiación de las orientaciones de este último, una disposición para acoger el camino particular que Dios quiere para la Provincia, en la implementación de las directrices establecidas por toda la Congregación.
Con este objetivo, del 19 al 26 de enero de 2025, se reunieron hermanas delegadas y laicos en la casa provincial de Abiyán (Costa de Marfil) para vivir un momento intenso de trabajo en una fraternal alegría. Desde hace varios años, siempre hemos asociado a los laicos miembros de las Fraternidades de la Asunción a nuestros trabajos capitulares, pero este último Capítulo tuvo una particularidad. Siguiendo el llamado del Capítulo General, invitamos a colaboradores a participar. Fue una hermosa experiencia que abre una nueva y prometedora etapa en nuestra colaboración con los laicos.
La Asamblea Capitular experimentó la comunidad sinodal. Implementamos la metodología de las conversaciones en el Espíritu. La escucha, el diálogo, la oración y los intercambios fraternales fueron la base de los trabajos. Las reflexiones en los grupos de interés fueron de gran valor. Sentimos este movimiento de conjunto en la Iglesia y en la Congregación.
Metanoia, Cultura del cuidado y Misión profética fueron los ejes de los diferentes intercambios. La minuciosa preparación del Capítulo de antemano fue de gran ayuda, permitiendo una experiencia más personal y una mayor voluntad de vivir las decisiones tomadas. La experiencia fue inédita, tanto en la participación como en la dinámica. La alegría de establecer las orientaciones para los próximos seis años movilizó y guió nuestras reflexiones. Percibimos una mayor madurez en la Provincia, que se consolida; el deseo de ver la implementación del proyecto era evidente. Podemos afirmar con convicción que la comunión, la sinodalidad, el discernimiento y la escucha son una realidad en nuestro ser Asunción en África Occidental.
Después de la semana de trabajo en el Capítulo, de los cuales tres días fueron con los laicos, tuvimos la alegría de celebrar el Jubileo de Diamante de la hermana Ana Catalina y el Jubileo de Plata de las hermanas Marie Rachel, Thérèse Tenilaba y Marie Bénédicte. Fue un hermoso cierre para los trabajos del Capítulo. La alegría se reflejaba en todos los rostros, signo del profetismo de la vida consagrada, llamada a irradiar la alegría del Evangelio en nuestro mundo, como decía el Papa Francisco en el Jubileo de la Vida Consagrada en 2015.
Los testimonios de nuestras hermanas, tras 60 y 25 años de vida religiosa, dejaron entrever su camino de fe en seguimiento de Cristo, un camino a la vez personal y comunitario. En ello vemos el signo de que la fidelidad del Señor se manifiesta en cada una de nuestras vidas, siempre que estemos atentos para descubrirla. Seguimos dando gracias por la providencia de Dios en la vida de nuestras hermanas. Con la oración y el reconocimiento de las jubilares por esta hermosa celebración, estamos convencidas de que estos momentos felices son chispas que encenderán nuevas vocaciones religiosas para la Iglesia y, en particular, para la Asunción. ¡Que el Señor continúe iluminando nuestro camino, para que avancemos con alegría y esperanza!
Hermana Marie Bénédicte BIRBA