Nuestra vida como creyentes nos plantea siempre una peregrinación. El acto de peregrinar implica una partida y una meta, movimiento y abandono, renuncia a sí mismo y, sobre todo, confianza en Dios. Cuando nos atrevemos a ponernos en camino, todo nos lleva hacia Dios y nos sitúa en la búsqueda de la verdad para optar siempre por el bien y para conocer la vocación a la que Dios mismo nos llama. Es desde esta búsqueda que quiero compartir mi experiencia vocacional, mi nombre es Byron Michael Quinde Macías, joven y docente de inglés de la Unidad Educativa de la Asunción de la ciudad de Guayaquil - Ecuador. Puedo decir que mi llamada inició en una capilla con una pregunta loca dónde se despertó en mí el deseo entregar mi vida en la vida religiosa a la edad de los 19 años, sin embargo, fui sordo a ese primer llamado. Después de algunos años tuve la oportunidad de conocer, compartir y servir como docente a través de las diferentes actividades, apostolado y experiencia y el deseo de querer servir más a los necesitados de nuestros pueblos se convirtió en mi más profundo deseo.
Cada uno de nosotros tiene una misión en la tierra nos lo dice Sta. María Eugenia de Jesús. Dentro de este contexto, tuve la oportunidad de vivir el modo de Jesús con una profundidad y cercanía en la diferentes actividades y apostolados con el respectivo acompañamiento de la Hna. Alexandra Granoble. Visitamos Hogares de adultos mayores en donde compartimos la Palabra de Dios, los alimentos y sobre todo la cercanía con el otro. En este proceso de búsqueda, acompañamos a los niños y jóvenes con el desarrollo de sus tareas en unas de las zonas de Mapasingue oeste y esto fue alimentando mi deseo profundo de Dios. En este peregrinaje, tuve la oportunidad de vivir en unas de las comunidades Religiosas de la Asunción de la Provincia de Centroamérica. Llegué para acompañar a los jóvenes del Centro Educativo Maya Asunción en San Luis-Petén de Guatemala en donde me instalé con ellos y pude ver el rostro de Jesús en cada patojo, patoja, hermanas con quién estoy muy agradecido (Hna. Mayra, Hna Carolina, Hna Odessa, Hna Yania, Hna Milagro, Hna Gissela) y laicos. Luego de 15 días llegó la pandemia del Covid-19 que me hizo caer en cuenta de mi fragilidad y de esa necesidad de Dios en mi vida.
Recuerdo con alegría todas las vivencias que he tenido en estos últimos años. En mi regreso afiancé y empecé con mi proceso de discernimiento vocacional en el Hogar Xavier (HOXA) con los Jesuitas en Quito con diversas experiencias de ver nuevas todas las cosas en Cristo. Durante 5 días de ejercicios espirituales pude sentir la cercanía y el amor del Dios de la vida en donde con un profundo sentir me planteo una vida religiosa y me parece muy bello entender que nosotros somos petición frente a Dios y Dios es don frente a nosotros. Todo lo que soy y todo lo que tengo es por obra y gracia de Dios, y esta vocación no es solo mía, es un sentimiento que Dios ha sembrado en mi corazón. Es en este vínculo fraterno y sincero en donde surge el auténtico deseo, la verdadera petición, es en esta relación que florece una profunda mirada capaz de habitar al otro. El deseo lleva tiempo, no se trata de un sentimiento primario, es un proceso de constante diálogo y apertura. Ahora estoy listo para ingresar al Noviciado Regional San Ignacio de Loyola, febrero 5 - 2022, en dicha ciudad.
Fraternalmente en Cristo,
Byron Quinde M.