Hay estaciones en las que la gracia se manifiesta con una intensidad especial, momentos en los que la vida religiosa florece bajo una luz renovada. En agosto de 2025, la Provincia Ruanda-Chad vivió uno de esos instantes bendecidos: un tiempo de renovación, celebración, gratitud y comunión que quedará grabado en nuestros corazones como una verdadera sinfonía espiritual.
Todo comenzó con la retiro anual, celebrado del 28 de julio al 6 de agosto de 2025. Animado por la hermana Martine Tapsoba, este retiro reunió a todas las hermanas de la provincia bajo el lema: “La vida consagrada, un tesoro que acoger y hacer fructificar”. Cada una fue invitada a volver a lo esencial, dejarse tocar de nuevo por la llamada de Cristo y reavivar en sí el fuego de la vocación como religiosa de la Asunción. La hermana Martine nos acompañó con una palabra nutrida de experiencia, arraigada en el Evangelio y en nuestra Regla de Vida, invitándonos a redescubrir la fecundidad escondida de nuestras vidas entregadas.
El 6 de agosto, día de clausura del retiro, fue un momento de alegría compartida: celebramos los jubileos de nuestras queridas hermanas Ancilla y Blandine Marie. Dos vidas entregadas, dos caminos de fidelidad, dos tesoros vivos de nuestra provincia. La hermana Ancilla, durante muchos años, ha sido una figura de referencia en la formación inicial: en el postulantado, el noviciado y el juniorado. Le damos gracias por este ministerio discreto pero esencial, por el don total de sí misma. La hermana Blandine Marie, liturgista talentosa, ha enriquecido la oración comunitaria con sus numerosos cantos, especialmente para la liturgia de las horas. Su música une profundidad teológica y belleza cultural. Más allá de su arte, se distingue por su alegría contagiosa y su entusiasmo, encarnando con sencillez y autenticidad la belleza de la vida consagrada.
Vivimos momentos de júbilo conjunto; nuestra alegría se vio reforzada por la presencia fraterna y cercana de Su Eminencia Antoine, cardenal Kambanda, arzobispo de Kigali, y de Monseñor Samuel, obispo de Koumra en Chad. Su presencia fue un signo fuerte de unidad entre nuestras Iglesias de Ruanda y Chad, así como un apoyo visible a la misión que llevamos juntas.
Tras estos días intensos y luminosos, la hermana Martine Tapsoba continuó su generoso servicio a la provincia ofreciendo, del 8 al 10 de agosto de 2025, una sesión de formación para las superioras de comunidad y el Consejo Provincial. Esta sesión fue otro momento de gracia, un tiempo de reflexión profunda sobre el liderazgo en comunidad, la comunión fraterna y la misión compartida.
No podemos cerrar este tiempo de bendición sin expresar, desde lo más profundo de nuestro corazón, nuestra profunda gratitud a la hermana Martine. Su pasión por la vida religiosa y su amor por la Asunción han reavivado en nosotras el sentido del cuerpo congregacional y de nuestra consagración. Gracias, querida hermana Martine, por ser para nosotras un tesoro precioso, una presencia unificadora y vivificante.
Hoy, al retomar el camino cotidiano, nuestros corazones rebosan de gratitud. Gratitud por el tesoro de la vida religiosa, por la fidelidad de nuestras hermanas mayores y por la renovación espiritual que el Espíritu ha sembrado en nosotras. Sí, nuestra vida consagrada es un tesoro. Un tesoro humilde, a veces discreto, pero inmensamente fecundo cuando se confía a las manos del Señor.