«Sí, el Señor ha hecho por nosotras maravillas, ¡santo es su Nombre!» Con estas palabras del Magnificat de la Virgen María expresan su alegría y su gratitud.
Que su vida entregada en el corazón de la Iglesia sea como una flor de agradable perfume ofrecida al servicio del Señor.
En este día de entrega total a Dios, estuvieron presentes numerosas personas: sus padres, por quienes Dios les dio la vida; nuestra Madre General, la hermana Rekha Chennattu; la hermana Lerma; así como la hermana provincial Delphine Grâce y su Consejo.
Que la ofrenda de sus vidas atraiga sobre cada una de sus familias la bendición y la gracia del Señor.
La misa fue presidida por Su Excelencia Monseñor Ndaka, obispo auxiliar de Kinshasa, acompañado de varios sacerdotes concelebrantes. Que esta ofrenda sea agradable al Señor y que Él os conceda la gracia de permanecer como verdaderos instrumentos de su bendición para su pueblo. ¡Gracias de todo corazón!
El padre Ngoa ya Tshihemba, Superior General de los Agustinos de la Asunción, también honró esta celebración con su presencia, junto con nuestros hermanos y hermanas de la gran familia de la Asunción.
Una vez más, os reiteramos nuestra profunda gratitud.
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