…hacer pasar un texto de una lengua a otra buscando la equivalencia de sentido, pero también expresar una idea o una emoción por medio de palabras o de un arte, o incluso manifestar un estado, una relación de manera concreta (dice el Petit Robert)1.
Me piden un artículo sobre la traducción. Esto me viene muy bien y me interesa profundamente, porque precisamente mis estudios antes de entrar en la Vida Religiosa duraron tres años para convertirme en Intérprete y Traductora titulada…
Algunas experiencias vividas:
Problemas con la gramática: Desde mi llegada a México, hace ya 54 años, tuve que volver a aprender el español, no solo en un contexto diferente, sino también con giros de frase y conjugaciones distintas. Al principio no entendía por qué, cuando se hablaba con varias personas a las que se trataba de “tú”, en lugar de decir “vosotros” se decía “ellos”, “ellas”, “ustedes” … Todo esto a causa de un antiguo uso del término “Vuestra Merced”… y claro, el uso de la 3ª persona encajaba perfectamente con: “¿Vuestra merced quiere un café?”. Una colaboradora colombiana que llegó hace unos años a México me hablaba de esta manera: “¿Vuestra merced necesita algo?”. Ella también tuvo que adaptarse y simplificar el “Vuestra Merced” en “Usted”. (Abreviatura actual).
La experiencia de la palabra justa: En un Capítulo general, nuestro equipo de traducción estaba trabajando en un texto de gran importancia para toda la congregación: había que buscar una palabra que pudiera expresar al mismo tiempo, discernir, adivinar el horizonte escudriñar el futuro… De inmediato me vino la imagen de un barco en la línea del horizonte… lo expresé en voz alta y enseguida alguien sugirió el término en español: otear.
Las palabras traicioneras: En español la palabra comprometerse es un vocablo noble, porque una persona comprometida es alguien que se entrega en favor de una persona, de una realidad o de una causa… Pero resulta que en francés el compromis 2 tiene otra connotación muy distinta, y si se cree comprender el español… toda la conversación se tergiversa.
Los giros cómicos ahora: Para decir “Es tu turno de lavar los platos”, se dice en español: “Te toca lavar los platos” y tocar, literalmente en francés, se traduce: “toucher” es decir: emocionar. Quizá el interesado no se sienta tan emocionado por lo que le cae encima…
Los errores históricos: Cuando se habla de los indios en México, se trata de los pueblos originarios, las culturas que existían antes de la llegada de Cristóbal Colón. Él estaba convencido (al menos al principio…) de haber encontrado la nueva ruta de las Indias… Pero hoy en día emplear la palabra indio para hablar de una cultura precolombina es un término despectivo, incluso un insulto. Hay que usar entonces otra expresión, por ejemplo, mencionando el nombre de la cultura o de un grupo étnico determinado. El término es tan peyorativo que en México a veces se duda en llamar indios a los habitantes de la India y se llega incluso a llamarlos hindúes, confundiendo religión y nacionalidad.
Una explicación: Traducir no es solamente escribir el equivalente de cada palabra una detrás de la otra, sino preguntarse a cada momento cómo suena en la otra lengua. Hay que atenerse al sentido, aunque las palabras no correspondan exactamente o no estén en el mismo lugar en el texto original, e incluso cambiar sustantivos en verbos o verbos en sustantivos. Algunos textos en español tienen párrafos largos donde el francés hace dos o tres frases.
Estos ejemplos demuestran que para pasar un texto de una cultura a otra no basta con ser bilingüe, sino pertenecer a dos culturas y conocer sus particularidades culturales, históricas, gramaticales, etc. ¡La traducción es todo un desafío! Es vincular a las personas, las culturas, y permite comunicar tantos acontecimientos cercanos o lejanos que acercan a los pueblos y a los continentes.
Me alegró descubrir en las cartas de Santa María Eugenia que, al menos en más de 60 ocasiones, habla de traducción: latín-francés, inglés-francés, alemán-francés, y eso en ambos sentidos; solo para el español pide ayuda… Y ahora puedo admirar aún más su capacidad de inteligencia, trabajo y servicio, sabiendo todo lo que además le correspondía como Fundadora y Superiora General… Y también era capaz de señalar una traducción mal hecha. ¡Eso me dará alas para las próximas traducciones!
Traducir no sólo tiene que ver con las palabras… Traducir es también expresar, revelar actitudes, emociones, sentimientos, mensajes. La Regla de vida de las Religiosas de la Asunción, hablando de la Virgen María, invita a las Hermanas a imitarla diciendo que: “En la Visitación como en Caná y en toda su vida, supo traducir en gestos humanos y comunicar a través de todas sus palabras la caridad del Espíritu Santo irrumpida en ella.” 3
¿Y no podemos decir también que cada uno de los cuatro Evangelios es una traducción del mensaje del Reino de Dios que cada autor interiorizó para luego transmitirlo a una comunidad determinada, de ahí su diversidad y variantes que se complementan de manera sorprendente?
Nos encontramos entonces con otro registro de la traducción que significa: transmisión; lo que implica a toda la persona y nos conecta con todos los recursos humanos para hacer pasar el mensaje deseado. La traducción es por tanto comunicación, mejor aún, conexión, atención al otro, a lo que vive y a lo que necesita.
Pasemos ahora al traductor perfecto: Jesús. Él es el traductor del Padre por excelencia, nos enseña a llamarlo por su nombre: Abba, y a compartir las palabras de su propia experiencia en el Padre Nuestro; nos da a conocer ese corazón que late con fuerza cuando, de lejos, reconoce a su hijo hambriento que vuelve a Él… Jesús es también el traductor del Espíritu… Primero nos da el deseo de conocerlo y de experimentarlo 4. Lo traduce en imágenes: el Viento 5, del que no sabemos ni de dónde viene ni a dónde va; y sobre todo promete que el Espíritu seguirá ayudando a entender 6 en lo más profundo del corazón y de la vida de los Apóstoles y de cada uno de nosotros, todo lo que Jesús hizo y dijo cuando estaba en medio de nosotros.
Y para terminar diría que he traducido muchos textos en mi vida a tiempo y a destiempo, como decía San Pablo, y la mayoría de ellos en la más perfecta discreción, pues siempre se señala con razón al autor de un texto, pero con mucha menos frecuencia al traductor… Y me alegra saber que nosotros, los traductores, también tenemos nuestro día de fiesta… No conocía esta feliz noticia ni que tuviéramos un Santo Patrón: San Jerónimo. Gracias a la inteligencia artificial que me lo ha dado a conocer, con su connotación mundial de aporte a la inmensa tarea de la paz y del desarrollo.
El “día del traductor” hace referencia al Día Internacional de la Traducción, celebrado cada año el 30 de septiembre en honor a San Jerónimo, santo patrón de los traductores. Este día fue instituido por la ONU en 2017 para reconocer el papel esencial de los traductores en la paz, la comprensión y el desarrollo mundial. (I.A.).
¡Feliz día entonces a todos los traductores y traductoras! Que San Jerónimo nos ayude a vivir plenamente nuestro servicio en favor de la paz y de un mundo más justo… y que Jesucristo haga de nosotros los artesanos de nuestra fraternidad/sororidad (Fratelli tutti) a nivel mundial.
Hermana Brigitte Coulon
Provincia de Ecuador - Méjico