Querétaro, Qro. a 17 de abril de 2023
(Experiencia referida a lo vivido en las misiones de Semana Santa en San Ildefonso, Amealco, Qro.)
“Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura” [1]
Hemos sido testigos de una gran experiencia de Dios durante esta Semana Santa con nuestro grupo misionero en Querétaro y lo queremos compartir. Lo vivido se puede traducir como un encuentro gozoso con Dios, en comunidad. Así como en la primera comunidad cristiana, “vivían unidos y todo lo tenían en común”[2], se vivió un proceso de descubrimiento y encuentro con Dios. Para muchos de ellos era la primera vez que salían de casa para ir al encuentro de otros y su realidad, ya que nuestra comunidad misionera estaba conformada de maestros, alumnos de bachillerato, de secundaria, de primaria, así como madres de familia y religiosas. Así pues, la variedad de edades se vivió como una gozosa complementariedad, animándonos unos a otros en todo momento.
El encuentro con la comunidad de San Ildefonso y de la del Rincón, en el Municipio de Amealco, la escucha cercana y el corazón abierto a las distintas realidades de las familias a las que se visitó y que amablemente nos abrieron las puertas de su casa, marcó la vida de cada uno de los integrantes de esta comunidad. De tal forma que la muestra más grande de esta experiencia fue la inmensa alegría que se expresó a lo largo de la semana, a pesar del cansancio de chicos o grandes. Se consolidó una comunidad animada, feliz, fortalecida y convencida de su misión. Así en palabras de S. Juan Pablo II, “la fe se fortalece dándola”.[3]
Todo esto fue un proyecto que parecía lejano y difícil de concretar, y Dios fue disponiendo todo para que esto fuera posible. El apoyo de toda la Comunidad Educativa del Instituto, fue sorprendente. De una u otra forma se involucraron en este proyecto, dando lo mejor de sí para ayudar a los demás. Así fuera una bolsa de frijol o aportar con algo del menú para los misioneros. Las muestras de generosidad fueron grandes y bastas, nada nos hizo falta.
Jamás estuvimos solos, siempre Dios estuvo a nuestro lado para fortalecer nuestros corazones, alentarnos ante la fatiga, ensanchar nuestro corazón para escuchar y fortalecer a la gente que lo necesitara. Convencidos que hacer “las cosas de Dios” marcan la diferencia en ante una sociedad indiferente, ser testigos y constructores del Reino.
Hoy podemos celebrar con Jesús resucitado y dejar que resuenen sus palabras dirigidas a las mujeres que le buscaban, “¡NO TEMAN!”[4]. Regresamos a casa con un corazón rebosante de alegría, un espíritu renovado y fortalecido. Se ha conformado una comunidad misionera jubilosa que descubre el don del servicio como medio de evangelización y el encuentro personal con Jesús desde su ritmo y experiencia. Descubrir que “he aquí nuestra vocación; una voluntad decidida para caminar según la fe y con el apoyo de su certeza” [5].
Tanto ha sido el júbilo y la intensidad del encuentro que queremos proclamar y compartir la vivido, para que así muchos más se sumen a ser testigos y hacer realidad las palabras de María Eugenia que acompañaron toda nuestra campaña de cuaresma: “Tanto ha hecho Dios por mí, que yo quiero hacer algo por Él”.
Dios se ha manifestado en lo sencillo, en la comunidad, en la sonrisa y en el gozo.
Con cariño,
Javier Alvarado, coordinador de Pastoral
Misioneros de la comunidad educativa de Asunción Querétaro.
[1] Mc. 16, 15.
[2] Hch. 2,44.
[3] Redemptoris Missio.
[4] Mt. 28, 10.
[5] Billet n1.513 Vol.VI