Santa María Eugenia | Espiritualidad

Santa María Eugenia de Jesús es una apasionada de Dios y de Cristo.  Cree que el Evangelio, vivido en lo concreto, puede transformar la sociedad. La inmensidad del amor de Dios es su único apoyo.

Reconoce la Encarnación de Jesucristo como la expresión plena de este amor, que amplía su propia capacidad para amar: "El mundo no es lo suficientemente grande para mi amor". Cristo es, pues, la fuente y el horizonte de su vida: "Mi mirada está fija en Jesucristo y en la extensión de su Reino". Habitada por él, se compromete con el "reino social de Cristo", que le gustaría verlo extendido en la sociedad y en cada persona.

Su espiritualidad es amplia, rica con el espíritu de la Iglesia, a la que ama profundamente, aunque reconoce sus límites. Consciente de su propia debilidad, se entrega a la acción de Dios orientando hacia Él todo lo que dice y hace. Todos los aspectos de su vida son un único movimiento de adoración por el cual Dios es el primero. Este arraigo en Él le lleva a una profunda libertad. Se entrega con generosidad, con un gran "desprendimiento gozoso", expresión muy de ella: cualquiera que sea el camino, si el hombre lo recorre con Dios, Dios mueve su conocimiento y lo hace creativo; entonces el hombre encuentra la capacidad para comprometerse con audacia en el camino del amor.

En María, María Eugenia contempla a la mujer habitada por Dios, que se deja transformar por su amor.

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