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Hemos vivido varias semanas de gracia por la visita de nuestras hermanas Rekha, Sandra e Isabelle a nuestra provincia.
Algo muy particular de esta visita, es que se realizó en un contexto de “experiencias de intercambio e inmersión” de algunas de nosotras en ambos países, con una duración de dos meses. Esto fortaleció aún más el sentido profundo de comunión vivida durante estas semanas.
La visita empezó con las comunidades de Ecuador, mientras todas, en oración, nos uníamos desde la realidad local. Llegaron a México a finales de noviembre, y continuaron la vuelta, sintiendo el talante misionero de nuestra presencia en las diferentes latitudes de estos dos países: desde la costa de Guayaquil y la isla de Muisne, pasando por las montañas de Quito y Zumbahuayco, para terminar con las comunidades ubicadas en México: Puebla, Carrasco y luego subir hacia el bajío a Querétaro y León; terminando en el colegio de Águilas.
En todos estos lugares hemos sido enviadas a una misión de educación escolar principalmente, pero también a la pastoral de jóvenes y vocaciones, la catequesis y la pastoral parroquial, y la atención a través de una casa de acogida y de retiros.
La visita terminó en México con una bella asamblea y un CPP “híbridos”, en la que pudimos participar todas.
Entre las bendiciones que recogió el Consejo General, se encuentran:
Nos invitaron también a seguir explorando con los laicos nuevas formas de colaboración y de ser Asunción Juntos: misión y espiritualidad.
En un mundo fragmentado por los conflictos, y donde la comunicación por las redes seguido resulta vertiginosa y superficial, seguir creciendo en una comunicación que sea fuente de comunión y relaciones evangélicas.
Seguir fortaleciendo en nuestras obras educativas y pastorales la pastoral de jóvenes y vocaciones.
Seguir consolidando la reestructuración que implica llegar a ser un solo cuerpo provincia
Un punto importante fue reflexionar en torno al cuidado de nuestras hermanas mayores. Rekha nos dejó unos puntos interesantes sobre cómo prepararnos a envejecer al estilo de Santa María Eugenia, cosa que desde ahora podemos hacer todas, cualquiera que sea nuestra edad y situación:
Juntas trabajamos estas bendiciones y llamadas en equipos, y fue muy enriquecedor volver a la asamblea con ideas e iniciativas para seguir haciendo vida el carisma en nuestros contextos.
La oración de vísperas nos permitió ofrecer juntas (en híbrido) un símbolo de lo que había sido la visita para cada comunidad, y recibir la bendición de nuestras hermanas visitantes.
¡Gracias Señor por tu paso a través de cada una de ellas!
Hna. Ana Sentíes
Comunidad de Querétaro