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En noviembre de 2025, Belém do Pará, en plena Amazonia brasileña, acoge la COP30, una de las citas climáticas más simbólicas de nuestro tiempo. El mundo debate su futuro desde el corazón del mayor bosque tropical, un territorio donde la vida late con fuerza y donde también se revela la herida ecológica más profunda.
Celebrar la COP en Belém envía un mensaje claro: no podemos hablar de clima sin escuchar al territorio que sostiene el equilibrio del planeta. La deforestación, el avance extractivo y la presión sobre los pueblos amazónicos nos enfrentan a la verdad que evitamos: el bosque ya no resiste más promesas vacías.
Frenar la deforestación antes de 2030, con políticas vinculantes y protección efectiva de territorios indígenas.
Acelerar la transición energética, superando modelos que sacrifican el bosque por beneficios inmediatos.
Garantizar un financiamiento climático justo, que llega a quienes cuidan la vida en el territorio.
La Amazonia no es solo un bioma; es un gran símbolo de relación, fragilidad y esperanza. Allí, la creación nos recuerda que no somos dueños del planeta, sino huéspedes. Belém nos convoca a una conversión profunda: cuidar la Casa Común y a quienes la habitan.
La COP30 exige decisiones valientes. Estamos a tiempo, pero apenas. La Amazonia sigue ofreciendo aire, agua y belleza, pero no soporta más dilaciones.
Belém 2025 es una oportunidad real para escuchar, decidir y cambiar. Que no la dejemos pasar.