En la primera lectura de este Domingo, Sobná, mayordomo de palacio, se excava un sepulcro en lo alto tallando una tumba en la roca. Sobná se aprovecha de una situación privilegiada para un beneficio personal y olvida las obligaciones hacia los demás que tal situación implica. Será destituido y Eliaquim, su sucesor, se manifestará como un padre para lis habitantes de Jerusalén y para la Casa de Judá. En la realidad no siempre fue un administrador fiel.
La segunda lectura es un himno de exaltación de la Sabiduría de Dios porque de El, por El y para El todo existe. Su plan de salvación se realiza en momentos de luz y conoce también las sombras. Adorarlo, aceptarlo, será el reconocimiento humilde del creyente a este plan de salvación.
El Evangelio nos presenta un momento culminante del ministerio de Jesús, la profesión de fe de Pedro, fe en el Mesías, en el Hijo del Dios vivo. Pedro se hace eco de la voz de Dios en el Jordán, Ese es mi Hijo Amado (Mt 3,17) Desde ahora El será la Roca sobre la que el Señor edificará su Iglesia. La fe de los creyentes será también roca para edificar la Iglesia, llamados a ser piedras vivas.
Cristina González, r.a.
Comunidad de El Olivar