Hace tres semanas, nos llenó de tristeza al conocer la noticia del fallecimiento del padre François d'Assise, el 17 de agosto, sacerdote de la diócesis de Cyangugu (Ruanda). El BGSD estaba en contacto con él desde 2015 y había financiado algunos de sus proyectos de ayuda al desarrollo para los batwa. Su último correo electrónico, enviado el 30 de junio, terminaba así "Recemos unos por otros. Buena vida".
La suya fue realmente una "buena vida", que pasó haciendo el bien a la gente necesitada. El padre Francisco de Asís nació en Ruanda en 1958 y fue ordenado sacerdote en 2001. Su compromiso con los más pobres se remonta a 2002.
En un artículo enviado a BGSD el 10 de abril de 2021, escribió:
"Todo comenzó con las palabras de nuestro obispo en la clausura de la Asamblea General de Cáritas diocesana en febrero de 2002: "Vayan a ver por qué los niños batwa no van a la escuela como los demás. Su comportamiento es preocupante, se les llama granujas y ladrones. Conmovido por esto, me involucré para conocer esta comunidad y su forma de vida. Hay muchos de ellos en la parroquia. ¿Pero quiénes son? Antes del genocidio de 1994, solíamos hablar de grupos étnicos en el país. Estas personas pertenecían al grupo étnico "Batwa". Vivían en aldeas muy pobres, cerca de los bosques, eran despreciados y marginados. Después de 1994, la ley suprimió los grupos étnicos. La nueva Constitución reconoció a estas personas, víctimas de la injusticia social, y las designó como "Comunidad de personas históricamente desfavorecidas".
La educación de los niños, verdadera prioridad.
"En mis conversaciones con ellos, se han expresado ampliamente y me han pedido que ayude a sus hijos a ir a la escuela. En septiembre de 2002, Cáritas diocesana me dio una pequeña ayuda y matriculé a 165 niñas y niños de la parroquia de Mwezi. Ese mismo año, el American Catholic Relief Service me ayudó a extender la acción en toda la diócesis de Cyangugu. De 2002 a 2012: 975 niños fueron a la escuela, de los cuales 5 fueron a la Universidad, 76 a la Secundaria y el resto a las escuelas primarias de la Diócesis."
Informe presentado a los organismos políticos.
"Cuando empecé, no se hacía nada por ellos políticamente. Entre mis actividades -alquiler de campos, distribución de semillas, utensilios, obtención de documentos de identidad, regularización de matrimonios, formación en derechos humanos y actividades culturales, etc.- también estaba la promoción. Es necesario llamar la atención de las autoridades del país sobre la situación de los batwa. Poco a poco, se tomaron medidas: asistencia sanitaria gratuita, acondicionamiento de las viviendas, asignación de pequeñas parcelas, becas y plazas en universidades y colegios.
La búsqueda de apoyo financiero
Entre 2011 y 2013, varias organizaciones donantes interrumpieron su apoyo financiero. Privadas de las becas, las familias no podían seguir enviando a sus hijos a la escuela, sobre todo porque se añade una nueva dificultad. El padre escribe: "Como arte y fuente de ingresos, los batwa practican la alfarería: fabrican y venden jarras y jarrones de arcilla. Con la protección del medio ambiente, se prohíbe la extracción de arcilla, la destrucción de la tierra y así obstaculizar la erosión. Esto es bueno, pero para ellos acelera su miseria al privarles de su única fuente de ingresos.
El padre Francisco de Asís busca otros donantes, pero tiene problemas para encontrarlos. También se dirigió a las hermanas de la Asunción. Se envía un primer proyecto al BGSD, que será financiado por Asunción Solidaria en mayo de 2016 y al que seguirá un segundo en 2017, y luego un tercero en 2019.
Nuevos proyectos
En su petición de ayuda, el Padre escribe:
"Como el número de niños escolarizados y anteriormente asistidos económicamente se reduce considerablemente, con el riesgo de que todos los niños abandonen la escuela, creo que la estrategia es salvar a algunos de ellos, formándolos para que se hagan cargo de su propia escolarización. En nuestras conversaciones habituales, esto es lo que me dijeron: "Si conseguimos ayuda financiera para empezar, podemos hacerlo:
De este intercambio nació el presente proyecto.
Con el dinero que recibió, el padre Francisco de Asís creó una pequeña granja y utilizó todos los medios para ayudar a los niños y a sus familias pasando de ser receptores a ser actores de su propio desarrollo, de un consumo inmediato a una gestión que incluye el ahorro. Diez meses después, en su informe, el Padre hace un balance lúcido y riguroso de la ejecución del proyecto.
Escribe:
"Según los resultados previstos en nuestro proyecto, preveo seis efectos del mismo:
1/ Formación para el trabajo: los niños y los padres han recibido formación sobre la cría de ganado mayor y menor y de aves de corral: buena actuación, reproducción, enfermedades y cuidado de los animales. El veterinario se ha convertido en nuestro amigo y se ha comprometido a seguir ayudándonos.
2/ Servir de modelo a los demás. La distribución de estos animales a los niños beneficiarios ha despertado su interés por el trabajo. Esto es una lección para otros niños de su entorno.
3/ Dar ánimo y espíritu de unidad: los niños beneficiarios están contentos, unidos.
4/ Tener interés por la escuela: se han encontrado dos casos de venta de animales para obtener material escolar; está prohibido... ¡pero es por el bien de la escuela!
5/ Amar a sus animales y sufrir por su pérdida. Siento este sufrimiento en ellos.
6/ Denunciar las trampas y las injusticias.
A lo largo de este informe, resalta el amor del Padre por esta comunidad marginada y su confianza en la capacidad de los Batwa para integrarse en la sociedad moderna cogiendo los medios adecuados.
Para terminar, un breve testimonio enviado por su párroco: "El padre Francisco de Asís fue un sacerdote que vivió las virtudes de su santo patrón. Amaba sinceramente la oración y, en particular, la misa; tenía una atención especial por los pobres, los enfermos y los marginados... En los últimos años de su vida asistió a niños discapacitados. Su último viaje fue para trasladar a dos niños a un Centro para niños discapacitados".
Sor Claire Myriam
BGSD