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En un mundo que se mueve a un ritmo vertiginoso, donde la tecnología, las redes sociales y las actividades cotidianas pueden consumir nuestro tiempo y nuestra atención, detenerse a reflexionar sobre el amor de Dios puede parecernos lejano e incluso imposible. Pero… ¿qué pasa cuando el Papa Francisco nos invita a descubrir ese amor de corazón a corazón? Su encíclica Dilexit Nos, “nos amó”, nos muestra la puerta para comprender el amor divino y humano que brota del Corazón de Jesús. Esta encíclica es una invitación directa y conmovedora a entrar en las claves desconocidas para esos algoritmos que nos han mostrado “que nuestros pensamientos y lo que decide la voluntad son mucho más ‘estándar’ de lo que creíamos. Son fácilmente predecibles y manipulables”. Las “razones del corazón” son más complejas, lo que nos hace más humanos.
Uno de los mensajes centrales es que "nada podrá separarnos del amor de Cristo" (Rm 8,39). Por esta razón, la encíclica no es solo un texto, nos propone una experiencia, nos sentir este amor que nos envuelve y nos da propósito en nuestra vida cotidiana.
El corazón es símbolo del amor en muchas culturas. “Es indudable que a lo largo de la historia y en diversas partes del mundo el corazón se ha convertido en símbolo de la intimidad más personal y también de los afectos, las emociones, la capacidad de amar. Fuera de toda explicación científica, una mano colocada en el corazón de un amigo expresa un afecto especial; cuando una persona se enamora y está cerca de la persona amada, los latidos se aceleran; cuando alguien sufre un abandono o un engaño de parte de una persona amada, siente como una fuerte opresión en el corazón. Por otra parte, para expresar que algo es sincero, que brota realmente del centro de la persona, se afirma: ‘te lo digo de corazón’.
El papa Francisco nos dice de corazón, debemos recordar que en tiempos donde nos sentimos solos o incomprendidos, recordar que el Corazón de Jesús late con amor por cada uno de nosotros puede llenar esos vacíos y darnos esperanza. Nos invita a redescubrir que nuestras acciones, guiadas por el amor, también pueden transformar a otros.
Jesús es un amigo, alguien cercano, que no exige nada a cambio de su amor. Esto nos llama a acercarnos a Él con confianza, a encontrar en su Corazón un refugio, una guía y una fuente de paz. Jesús no es un personaje lejano, sino alguien que quiere caminar con nosotros, ayudarnos a enfrentar nuestros problemas y darnos fuerzas para construir algo nuevo y positivo. Conocer su Corazón es abrir la puerta a una relación más profunda y sincera con Él.
Este amor experimentado nos condice a tener los mismos sentimientos que Cristo, a ser más pacientes, generosos y compasivos. En un mundo que a menudo promueve el individualismo, Jesús nos invita a vivir con un corazón que se abre a los demás, que ayuda, que consuela y que se alegra por el bien de otros. El amor puede transformar el mundo, realiza la fraternidad universal y nos conduce a vivir la ética del cuidado.
No dejes de leer, reflexionando y orando este magnífico texto, y con la ayuda del Amor que derrama en nosotros, hacerlo vida.