Original: Español
LA INJUSTICIA AL DESNUDO
En noviembre de 2020, Centro América fue azotada por dos huracanes, Eta e Iota, los cuales, una vez más, pusieron al desnudo las realidades injustas que se viven en la región. Se calculan 200 muertos entre Guatemala, Nicaragua y Honduras, los cuales fueron los países más afectados. Así también, miles de personas que quedaron sin viviendas, pertenencias y cosechas. El panorama es desolador, si se toma en cuenta, que la pandemia había dejado ya una crisis económica profunda. Muchas familias, todavía, permanecen en albergues, ya que el agua no ha descendido totalmente en sus viviendas o estas han quedado inhabitables, por inundación o por deslaves.
No es casualidad que las áreas mayormente afectadas, se ubican en las zonas en las cuales se ha permitido, a costa de las comunidades y de la biodiversidad de la región, la expansión de monocultivos, tales como la palma africana y son zonas que progresivamente han ido quedando devastadas, en este caso, por el desastre generado por la mano humana que busca el beneficio económico por encima de la vida natural y humana. De ser áreas boscosas o selváticas, pobladas de ríos y cargadas de biodiversidad y diversidad cultural, se van convirtiendo en áreas de producción de aceite vegetal.
La situación se ve agravada por la poca agilidad de los gobiernos locales para responder a las emergencias, en primer lugar, para prevenirlas, es decir, para gestionar adecuadamente los recursos para la seguridad integral de la población, en segundo lugar, para reconstruir o socorrer a la población, en estas emergencias.Desde una mirada resiliente, las crisis son oportunidades para renovarse y fortalecerse, ¿Cómo esta crisis humanitaria puede revelarnos nuevos caminos de organizar las estructuras sociales, políticas, económicas, desde la justicia, la paz, la integridad de la creación y la solidaridad? ¿Cómo podemos aportar desde nuestro carisma educativo para que ya no exista más situaciones en las que los más ricos opriman a los más pobres?
LA ASUNCIÓN PROPAGA SOLIDARIDAD
En medio de la crisis en que la pandemia ha sumido a nuestras obras, el Centro de Formación La Asunción, en Guatemala, ha buscado maneras para abrir canales de solidaridad para aliviar un poco la angustia que viven algunas de las comunidades del Norte del país que se vieron afectadas fuertemente por los huracanes. Por, esto, en noviembre del 2020, tocó las fibras de muchos corazones asuncionistas (alumnas y exalumnas) que decidieron dar su aporte. De esta manera, el día 8 de diciembre, como María, que se dirigió presurosa a visitar a su prima Isabel, la Asunción salió hacia la aldea Chamelco, Cobán, Alta Verapaz, a llevar un rayito de esperanza a 250 familias de esta aldea, a través de una bolsa de víveres.
De la misma manera, en Sayaxché, Petén, nuestras hermanas, siguen buscando maneras de apoyar a las familias de los diferentes barrios y comunidades inundadas por la crecida del Río La Pasión.Las familias de 6 barrios fueron evacuadas por las autoridades municipales y por personas que han dado su tiempo solidariamente, además, algunos abrieron sus casas para compartir con las familias que necesitaban un techo.
El 50% de esta población afectada ha perdido todo: casa, cosechas, pertenencias, todos sus recursos. El río va bajando lentamente, la ayuda humanitaria para el casco urbano ya no llega. El año 2021 presentará grandes desafíos, ya que algunas familias continúan en albergues y la incertidumbre de cómo será la vida para estas familias, genera estrés y angustia.En el área rural, aproximadamente, 25 comunidades fueron afectadas considerablemente, ya que algunas están rodeadas de arroyos y ríos. Muchas familias tuvieron que refugiarse en lugares altos y abandonar sus hogares para resguardar su vida.
Sin embargo, los gestos solidarios de parte de la Pastoral Juvenil, los laicos Asunción y otros grupos han llevado pequeños rayos de esperanza a estas familias.
“Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales.” (Fratelli Tutti – 116)
Como Asunción, desde nuestra misión educativa, tenemos el reto de vivir esa solidaridad de la que habla el Papa Francisco, la que lucha contra las causas estructurales de la injusticia que genera estos desastres sociales. Esta experiencia nace de una espiritualidad profunda, que sigue a Jesús y le encuentra en los hermanos y hermanas, como nos recuerda María Eugenia: “…si recuerdas haber visto a una persona pobre, herida e infeliz, acerca esos sufrimientos a los de nuestro Señor. Esto te ayudará a tener más caridad, porque verás a Dios en la criatura. También te acercará a nuestro Señor: lo verás en sus ansiedades.” (Explicación del Evangelio de los Talentos – 31 de octubre de 1880)