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La misión de descansar en el camino

L eventDomingo, 27 Julio 2025

¿Te ha pasado que cuando despiertas, el sonido de la alarma se escucha tan lejano y que abrir los ojos se vuelve una lucha entre pestañas? A pesar del cansancio, con todas tus fuerzas haces el intento por levantarte, aun cuando las sábanas se vuelven tan pesadas que preferirías sólo seguir un ratito más en cama pero sabes que una ducha ayuda a reparar lo que al sueño le faltó e inicias tu día con la rutina que has establecido, avanzas poco a poco cumpliendo con lo que tienes programado, comes porque sientes hambre, respondes de manera automática en tus diferentes roles. De pronto, observas el reloj y caes en cuenta que le faltan horas al día y te encuentras agotado. Pareciera que vas cargando con toda la jornada y cuando decides descansar, duermes de manera brumosa, sin reparo y al día siguiente vuelves a empezar. 

Te pido que vuelvas a leer esta escena e imagines cómo es esa sensación de acumular cansancio o en qué manera percibes el  desgaste físico y emocional cuando el sueño no es reparador,  imagina sentir el peso encima de los hombros al ver que el tiempo avanza a su propio ritmo y tienes la sospecha de que a tu cuerpo lo que le falta es, descansar.

Nos explica Gabriel Gutiérrez Ospina, investigador de la UNAM, que si una persona no aprende a bajar la tensión después de las exigencias de la jornada laboral puede derivar en agotamiento, ansiedad, fatiga y trastornos del sueño, esto provoca que perdamos el interés y nuestra capacidad de atención a las diferentes actividades y compromisos que tenemos.

Hace unos meses le compartía a Madre Alice, una religiosa con gran carisma Asunción, lo cansada que me sentía ante la excesiva atención que le dedicaba a las funciones y responsabilidades en mi centro de trabajo.  Con una mirada compasiva, fruto de la experiencia humana y espiritual de la religiosa, me hizo un comentario que ha quedado grabado en mi corazón “hay que aprender a descansar en el camino”. Madre Alice, me preguntó en dónde me gustaría estar y le respondí sin pensar, disfrutando del mar en la playa. “Busca la playa” me dijo.

Para “buscar mi playa” lo que hice fue ir a un lugar en el que me permitiera estar en solitario por cinco minutos. En una silla, me senté, de tal manera que mis pies estuvieran bien posicionados en el piso, mi espalda recta y las manos sobre mis piernas. Esta posición me permite tener una respiración profunda y relajada con la intención de no sólo llenar de aire mis pulmones sino me permito llevar el oxígeno hasta el diafragma. Respiro de manera profunda y relajada, me doy la oportunidad de  volar la imaginación, de visualizarme en esa playa a la que deseo volver. Estoy ahí, frente al mar, recibiendo del sol toda su luz y su calor. Siento la humedad y la brisa de las olas mientras rompen su fuerza y su poder formando esa espuma blanca; el agua se siente tibia, fresca, reconfortante. Puedo sentir como los granitos de arena forman un baile entre los dedos de mis pies. Estoy ahí, estoy en la playa, disfrutando de lo que ven mis ojos, llenándome de sol y de playa. Estoy ahí, contemplando, respirando, relajando. Después de haberme regalado unos minutos de visualización, regreso más en calma, regreso más en paz.

Engaña a la mente un rato, visualiza tu playa, tu lugar favorito, regálate unos minutos para descansar de manera activa, haz que tu cuerpo libere los neurotransmisores que necesita para “descansar en el camino”. Si al inicio de este texto, fuiste capaz de sentir el gran peso que provoca la falta de descanso, imagina lo fácil que es liberar las hormonas de la felicidad. Para lograrlo, busca la introyección a través de la lectura, la oración, la meditación; nutre tu cuerpo con alimentos saludables, haz ejercicio, muévete, planifica objetivos y celebra tus logros. Encuéntrate con el otro, abraza, ríe, genera lazos de apego. Haz contacto con la tierra y sé parte de todo el universo. Si integras estas actividades en tu día a día modificas el estado de ánimo, aligeras las tensiones corporales, fortaleces el sistema inmunitario y, de manera consciente, provocas tu bien-estar “aprendiendo a descansar en el camino” y con ello responder plenamente a las exigencias de la vida, llevando adecuada relación con uno mismo y con el entorno.

El PP León XIV nos habla que en el caminar de la vida confiemos en la misericordia del Señor pues el Espíritu Santo nos guía y nos enseña todo. Hay que dejarnos habitar por Dios, a permanecer en su amor, a convertirnos en su templo, a ser congruentes en nuestra forma de pensar, en nuestras decisiones y en aprender a descansar como la misión que nos permite servir con alegría, siguiendo el ejemplo de Jesús.

 

Marlé Uribe Ortiz

Psicopedagoga del Instituto Asunción de Querétaro, México.

 

Referencias

(n.d.). https://unamglobal.unam.mx/global_revista/cuanto-descanso-necesitamos-tras-jornadas-intensas/

Endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina: 4 protagonistas en nuestro bienestar. (n.d.). OSDE. Retrieved June 25, 2025, from  

 https://www.osde.com.ar/salud-y-bienestar/endorfinas-serotonina-dopamina-oxitocina-dan-bienestar-22809.html

León XIV: Caminemos en la alegría de la fe, para ser templo santo del Señor. (2025, May 25). Vatican News. Retrieved June 26, 2025, from

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-05/papa-leone-xiv-regina-coeli-25-mayo.html

 

 

Alicia Ortiz Zamora - Hermana de la comunidad Asunción Querétaro México

“El Señor es nuestro descanso” M. Alice