El Papa Francisco, en su encíclica Laudato Si’, nos recuerda que nuestra casa común —la tierra— no es propiedad para explotar, sino un don para proteger, un entorno que clama por nuestra responsabilidad. Él escribe: “Esta hermana tierra clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella.” (Laudato Si)
También que todo está conectado: los ecosistemas, los seres humanos, los pobres, el ambiente. Cuidar el planeta es cuidar al hermano y la hermana humana. (Laudato Si)
Desde la espiritualidad de la Asunción, aprendemos una tríada esencial: oración-comunidad-misión, una vida sencilla, fraterna, abierta al servicio, con el Reino de Dios como horizonte. En esa visión, los pequeños gestos cotidianos no son secundarios: son expresión concreta del amor, de la conversión interior, del testimonio de fe. (Por qué orar por la Creación)
Las Religiosas de la Asunción, y quienes comparten su carisma, vivimos la espiritualidad con estos rasgos: sencillez de vida, fraternidad, corresponsabilidad, apertura al mundo.
María Eugenia de Jesús, decía que “el mundo no es lo suficientemente grande para mi amor”, una frase que revela un corazón que abraza la creación como don, como espacio de servicio y misión. (Assumpta)
Asimismo, en la Asunción se invita a que la oración no sea algo aislado, sino que nos lleve a la misión: cuidar, sanar, proteger. Orar por la creación no sólo da gracias, sino que transforma al que ora y lo impulsa a la acción. (Por qué orar por la Creación)
Cada persona, religioso o laico, tiene posibilidades distintas. Aquí algunos gestos pequeños pero poderosos:
Los pequeños gestos suman. Lo que parece modesto en lo individual, cuando se multiplica, puede transformar hogares, comunidades, ciudades. Inspirados por Laudato Si’ y por la espiritualidad de la Asunción, somos llamadas y llamados a vivir con sencillez, con gratitud, con responsabilidad.
Que cada día construyamos juntos un estilo de vida que cuide la casa común, aliente la fraternidad, honre al Creador en cada criatura.
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Almudena de la Torre
Equipo de Comunicación