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Estos días, del 12 al 15 de octubre, celebramos nuestro primer Capítulo Provincial. Las dificultades de visas de algunas hermanas de Ecuador no impidieron que nos congregáramos de manera “híbrida” en México, con gran alegría y entusiasmo por lo que el Espíritu suscita de novedad.
Para esta asamblea capitular, los laicos participaron aportando sus reflexiones a través de un trabajo preparatorio que nos lanzó el Consejo a todos (laicos y hermanas), y que nos puso en movimiento para recoger lo que ha crecido, lo que hay que reforzar y lo “no negociable” en vistas de nuestro Proyecto 2022 – 24. También teníamos como tarea reinventar ciertas estructuras de la nueva Provincia.
Empezamos, pues, el 12 de octubre por la tarde, con un bello gesto de “partir el pan” en la mesa común donde todos tenemos un lugar y estamos llamados a compartir nuestros talentos.
Al día siguiente tuvimos una reflexión orientada por las conferencias de nuestro amigo el Mtro. Juan Luis Hernández (politólogo y rector de una universidad Jesuita). El contextualizó nuestro ser y quehacer en la realidad de América Latina. Se trataba de una mirada profética y esperanzadora que es capaz de descubrir los signos de Reino en medio de los conflictos y problemáticas. Esos signos que también florecen en nuestra realidad continental, así como los desafíos que lanza la realidad a la Iglesia y a nuestra misión educadora.
La voz de los laicos, representada por uno de cada territorio, nos devolvieron una síntesis de las reflexiones que más de 50 colaboradores y amigos habían aportado lo que ven como desafíos, aspectos a fortalecer y lo que les parece “no negociable”.
También se presentó la síntesis del trabajo de las hermanas y laicos que colaboran en las comisiones: Asunción Juntos, Educación, JPICS, Pastoral Juvenil y Vocacional-AMA, Comunicación, Archivos y la Red (EnRedaLa).
Reflexionamos sobre realidades provinciales como la economía de ambos territorios, la necesidad de estructuras adecuadas para nuestras hermanas mayores, así como algunos acuerdos concretos para un estilo de vida provincial unificado.
A lo largo del capítulo había “ecos” de hermanas que nos ofrecían su ángulo de escucha, otras que aportaban cada día una síntesis de lo vivido o realizaban una parte de la animación, todo esto de manera sinodal. También contamos con una facilitadora externa, Daniela Cannavina, secretaria general de la CLAR (Conferencia de Religiosos de América Latina y el Caribe), que, con su presencia sencilla y su mirada profunda, nos fue ayudando a iluminar nuestro ser y quehacer desde el horizonte de la Vida Religiosa Latinoamericana, invitándonos a releer desafíos recurrentes, palabras clave y lo emergente, y luego las claves generadoras y las llamadas, según lo que la misma asamblea había ido aportando, en vistas del Proyecto Provincial.
El trabajo de equipos y el discernimiento de la asamblea capitular, nos fueron llevando hacia un pensamiento común.
La liturgia fue un elemento fundamental en nuestra experiencia: cada día iniciábamos con una lectio divina que nos permitió gustar los textos de Efesios 1 que nos fueron providencialmente regalados: sentirnos bendecidas y bendición. La eucaristía celebrada por el P. Alvaro, amigo de la comunidad, fue otro espacio de comunión espiritual para decantar lo que íbamos viviendo.
Un momento festivo y un lucernario final nos permitieron celebrar la alegría de ser hermanas, en el mismo barco, hacia un nuevo horizonte y una nueva manera de ser Asunción.
El Capítulo ha terminado, y varias de las hermanas que participaron en él han sido enviadas a compartir la vida en el “otro territorio”, en una experiencia de inmersión de dos meses. Este gesto es otra concreción de nuestra nueva manera de pensarnos y de sentirnos una nueva y única realidad provincial.
Damos gracias al Señor por su Espíritu, su gracia. Agradecemos también la oración y el cariño de la Congregación entera acompañando este proceso.
Hna. Ana Sentíes r.a.
Comunidad de Querétaro (México)