¡Jubilate Deo! El domingo 20 de octubre, junto con nuestras hermanas Odette Eugénie, Alphonsine Marie y Christine Immaculée, celebramos en Kabuga, Kigali, un emotivo momento de acción de gracias y reconocimiento por sus 25 años de vida religiosa. Esta celebración coincidió con el Día Mundial de las Misiones.
El celebrante destacó la conexión entre ambos eventos: “La Iglesia es madre y rica en gracia. El Jubileo de nuestras hermanas y el Día Mundial de las Misiones nos recuerdan el papel que cada uno desempeña en la misión de la Iglesia según su vocación. El compromiso de nuestras hermanas es un testimonio de vida entregada a la misión de la Iglesia”.
Hermana Odette Eugénie: “Celebrar este jubileo es recordar las grandes gracias que el Señor me ha otorgado, los desafíos superados, los éxitos y pruebas que han forjado mi vida como religiosa de la Asunción. Agradezco al Señor y a todas las personas que me han acompañado en cada etapa de mi vida. La vida en la Asunción, que une lo activo y lo contemplativo, me impulsa a avanzar con gran confianza en mi búsqueda de Dios. Estoy feliz de ser para siempre religiosa de la Asunción”.
Hermana Alphonsine Marie: “Para mí, este jubileo marca un momento de recuerdo para celebrar la fidelidad de Dios, la vida recibida y entregada durante estos 25 años. El recuerdo de la misión aquí y en otros lugares renueva mi esperanza y entusiasmo para seguir con determinación a Cristo, en un ‘sí’ total y renovado. Creo firmemente que, cuando nos entregamos a sus manos, Él actúa en nosotros y a través de nosotros”.
Hermana Christine Immaculée: “Celebrar 25 años de consagración religiosa es celebrar la misericordia infinita de Dios, quien siempre me ha acompañado y siempre me acompañará. Confío plenamente en Dios, quien me sostiene de la mano. Estoy convencida de que la vida religiosa es una vida con Dios, y que al elegirlo a Él, el Reino y abandonarme a Él de todo corazón, nada me falta, pues Dios lo es todo para nosotros. Agradezco a la Congregación de las Religiosas de la Asunción, que me ha acompañado en mi camino vocacional, y me siento inspirada por mis hermanas mayores, quienes con el testimonio de su vida me muestran la belleza de una vida plenamente entregada a Dios y a su servicio”.
La liturgia festiva, las sonrisas, los reencuentros y los momentos de convivencia hicieron que esta fiesta fuera realmente inolvidable. Que esta alegría compartida permanezca en nuestros corazones y acciones.
Damos gracias a Dios por nuestras hermanas y por el don valioso de la vida consagrada.