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Santa María Eugenia y el Sueño de un Mundo Mejor

S eventLunes, 03 Marzo 2025

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Dibujos de la vida de santa María Eugenia para colorear

Érase una vez, en un país llamado Francia, una niña llamada Ana Eugenia. Nació en una familia rica, la familia Milleret de Brou, y vivía en una gran casa rodeada de bosques, donde jugaba con su hermano Luis. Le encantaba correr entre los árboles, leer libros y hacer preguntas sobre el mundo.

Desde muy pequeña, Ana Eugenia aprendió que la vida puede cambiar rápidamente. Dos de sus hermanos fallecieron y ella estuvo enferma durante mucho tiempo. Su familia no hablaba mucho de Dios, pero era bondadosa. Su mamá le enseñó a ser buena, generosa y sincera.

Un día muy especial, Ana Eugenia hizo su Primera Comunión. Al principio pensó que solo era una fiesta. Pero en el momento de recibir el pan de la Eucaristía, sintió algo muy profundo en su corazón. Era como si Jesús le susurrara: "Estoy aquí, contigo." Ese momento quedó grabado en su alma para siempre.

Pero la vida de Ana Eugenia dio un gran giro. Su familia perdió toda su fortuna y tuvieron que vender su casa. Luego, su mamá cayó gravemente enferma. En poco tiempo, Ana Eugenia se encontró sola en el mundo. Se sentía triste y sin rumbo, como si estuviera perdida en medio de un mar agitado.

Sin embargo, un día de Cuaresma, entró en la gran catedral de Notre Dame de París. Había mucha gente escuchando a un sacerdote llamado Lacordaire. Él hablaba con pasión sobre cómo el amor y la verdad de Dios podían hacer unl mundo mejor. Ana Eugenia sintió que esas palabras eran para ella. Era como si una luz se encendiera en su corazón. En ese momento, comprendió que quería dedicar su vida a algo grande: ayudar a los demás y dar a conocer el amor de Dios en el mundo entero.

Poco después, conoció a un sacerdote llamado Combalot, quien le dijo que la mejor forma de cambiar el mundo era a través de la educación. ¡Ana Eugenia se entusiasmó! Soñaba con enseñar a los niños no solo matemáticas y lectura, sino también a ser buenos, justos y generosos, siguiendo el ejemplo de Jesús.

Así, con solo 22 años, se convirtió en Madre María Eugenia, porque fundó una comunidad de hermanas llamadas Religiosas de la Asunción. Juntas, abrieron escuelas donde enseñaban con amor. No querían solo transmitir conocimientos, sino ayudar a cada persona a descubrir el sueño que Dios tenía para ella.

Los años pasaron y la pequeña comunidad creció. Madre María Eugenia y sus hermanas viajaron a muchos países, llevando una educación basada en el amor y en la fe en la verdad que conduce a la verdadera alegría. Su sueño de un mundo más justo y fraterno se fue haciendo realidad poco a poco.

Hoy, muchos niños en todo el mundo siguen aprendiendo gracias a su obra. Y aunque Madre María Eugenia ya no está aquí, su corazón sigue latiendo en cada escuela, en cada sonrisa, en cada niño que descubre el amor de Dios en su vida.

Madre María Eugenia nos enseña que, con fe y valentía, ¡podemos cambiar el mundo!

Fin.