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¡Qué gracia!
Siempre es bueno reconocer que somos hermanas y hermanos en el camino de nuestras vidas. Es desde esta perspectiva que quisiéramos compartir la alegría que estamos experimentando a lo largo de nuestra sesión internacional que nos reúne como hermanas de una misma madre, Santa María Eugenia; provenientes de diferentes rincones del mundo. El tema de esta sesión es "Todo lo puedo en aquel que me fortalece" (cf. Flp 4,13). Comenzó el 9 de abril con el mensaje de apertura de la hermana Rekha Chennattu, superiora general de nuestra congregación. Todas estábamos contentas de estar presentes. En su significativo mensaje, nos hizo la llamada a que cada una descubramos más el plan que Dios tiene para nosotras. Nos invitó a ser conscientes de que Dios siempre tiene sueños para nosotras. A nosotras nos toca el descubrirlos mientras caminamos juntas.
Seguimos dando gracias a Dios por este tiempo, lleno de vida, que nos permite volver a la fuente para impregnarnos de la experiencia de Madre María Eugenia, y así vivir mejor nuestra vocación al servicio de la vida. De esta manera, nuestra hermana Anne Descour nos introdujo en un ejercicio de interioridad sobre el tema del conocimiento personal. A través de sus intervenciones, ricas en experiencia, nos ayudó a avanzar hacia un descubrimiento más profundo de nosotras mismas, partiendo de nuestras emociones y sentimientos. Esto, con el fin de vivir relaciones más evangélicas en nuestras interacciones. Este tema, abordado con las realidades de nuestra vida cotidiana, nos permitió tomar conciencia de que realmente nos descubrimos frente el otro. Así, se nos invita a tener una mirada positiva sobre los demás, que nos enriquece en lo que él o ella es en su totalidad.
Este tema del autoconocimiento nos ha introducido bien en la preparación del Triduo Pascual, teniendo una mirada positiva sobre nosotras mismas, tomando conciencia de que somos seres en crecimiento permanente. La tarea por realizar es creer que el cambio en nosotras mismas es siempre posible, permitiendo que la semilla divina crezca en nuestro interior.
Prisca y Josiane