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''El Señor ha hecho maravillas, su amor es eterno''

' eventViernes, 29 Marzo 2024

Original : español

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Esta es la acción de gracias que habita en nosotras después de tantas bendiciones del Señor en la provincia de Ruanda Chad. El anuncio de la profesión temporal de las cuatro novicias, se acogió con alegría y júbilo, pero también con preocupación respecto a cómo podría llevarse a cabo dado el confinamiento y las medidas de protección contra la COVID 19. Por su parte, incluso con esta incertidumbre, el noviciado estaba listo para este día de gracia. De hecho, cuatro hermanas y dos novicias preparaban a las cuatro que iban a hacer los votos: las tareas estaban bien repartidas, procurando que las profesas tuvieran el clima que les hiciera entrar en la alegría de la fiesta de bodas, ya que los ocho días de retiro los hicieron en la comunidad. También nos ocupamos de que nuestras reinas estuvieran rodeadas de gestos llenos de esa solicitud vigilante, afectuosa y eficaz que las verdaderas madres, las verdaderas hermanas, saben prodigar...

La víspera recibimos con alegría la noticia de que, gracias a un traslado médico de dos hermanas a Butare, la provincial que las acompañaba podría unirse a nosotras para este acontecimiento. Llegaron cuatro hermanas y su presencia hizo que toda la celebración fuera más viva en sus detalles.  La vigilia de oración se enriqueció con los testimonios de las futuras profesas que nos introdujeron a todas en la acción de gracias a Dios que había acompañado a cada una en su historia sagrada. Llegado el día de la boda, el 9 de febrero, fecha de la beatificación de nuestra Madre, Santa María Eugenia, el cuidado puesto en la preparación de cada momento y de cada detalle de la celebración hizo que fuera una liturgia muy hermosa en la que cada una de nuestras cuatro hermanas pronunció sus votos y se ofreció al Señor con la ayuda de un símbolo en el momento del ofertorio.   En su homilía, el celebrante, Mons. Gahizi, nos recordó lo esencial de la consagración religiosa y cómo nuestra celebración en la intimidad, sin mucha gente ni grandes manifestaciones, nos llevaba a lo nuclear y nos conducía a la fuente.

"Dios dirige todo", la palabra grabada en la tarta, guió todos los intercambios que tuvimos después de la celebración eucarística. Las nuevas profesas reconocieron al Dios que dirige todo en sus vidas y agradecieron a todos los que han colaborado en esta obra de Dios.  Siguieron las palabras de agradecimiento y de ánimo, mezcladas con bailes y canciones al ritmo de los tambores. La pequeña comunidad lo hizo todo: nos habíamos convertido en Martas y Marías a la vez. Damos las gracias a nuestras hermanas que han respondido favorablemente a la llamada del Señor y a todos los que nos apoyaron con la oración. Las maravillas de Dios continuan en la comunidad del noviciado, donde al día siguiente asistimos a una sesión sobre la Iglesia: ¡¡¡qué descubrimientos!!! Desde el recién bautizado hasta el Papa, Vicario de Cristo, cada uno tiene su sitio, sus derechos y sus deberes en la Iglesia. Esto se ha materializado en una peregrinación que la comunidad ha hecho a los Seminarios Mayores de Teología (Nyakibanda) y Propedéutica (Nyumba).