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Provincia de Africa central: Ministerio de jóvenes y vocaciones

P eventMiércoles, 03 Julio 2024

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Invitar a las jóvenes para que se unan nosotras y convertirse en religiosas de la Asunción; preciosa misión y también un reto para la pastoral juvenil.

Nuestra misión consiste en ayudar a discernir en las jóvenes el deseo de seguir a Cristo en nuestra Congregación. El ser unas religiosas alegres, felices y comprometidas, son actitudes que atraen a las jóvenes incluso antes de conocer nuestro carisma y espiritualidad. Las jóvenes nos miran con confianza como guías y hermanas mayores en la fe...

Este año en la República Democrática del Congo tenemos la alegría de acoger a 15 aspirantes de todo el país.     

Testimonio de una aspirante:  me llamo Rose, aspirante de las Hermanas de la Asunción en la comunidad de Lemba RDC.  Una etapa esencial de mi formación. Vivida como un tiempo de descubrimiento y aprendizaje; se prolonga a lo largo de un año y me permite madurar la opción de vida religiosa en la Asunción.

El aprendizaje de la oración personal y comunitaria, a través de la experiencia del apostolado en la escuela secundaria de Mpiko y en la parroquia de San Agustín, me permitió descubrir a las Religiosas.  Esto me ayudó a apropiarme poco a poco del espíritu de la Congregación, conocer la vida y la historia de la Madre María Eugenia y discernir día a día la voluntad de Dios.

Somos seis postulantes en la comunidad de RDC.  Esta etapa nos facilita tener una experiencia más profunda de la familia de las Religiosas de la Asunción. Este tiempo de formación nos capacita para vivir una hermosa experiencia: la alegría de vivir en comunidad, la vida de oración, la experiencia apostólica dentro de nuestra parroquia. Los cursos que recibimos en el interpostulantado y en comunidad, la lectura espiritual, el acompañamiento, el trabajo manual, retiros, cursos todo ello contribuye a nuestro crecimiento y a conocer mejor la vida religiosa en la Asunción.

Somos 8 novicias de primer año en la comunidad de Yaoundé en Camerún. Una novicia comparte la historia de su vocación.

Soy DJDJOU KENMOGNE Gwladys. Naci en una familia cristiana en el oeste de Camerún; cursé mis estudios primarios y secundarios en mi ciudad natal, Bangangté, y asistía a misa los domingos con mis hermanos y hermanas.

Fui bautizada e hice la primera comunión en la parroquia de Nuestra Señora de los Siete Dolores de Bangangté. Después de recibir el sacramento de la confirmación nació en mi un gran deseo de vivir y comprender la vida cristiana. Tras leer la historia de Bernadette de Lourdes y ver la de la Madre Teresa de Calcuta, me animó el deseo de entregarme a Dios. Pero no me atrevía a revelárselo a nadie. Durante mi adolescencia viví plenamente este deseo, pero al mismo tiempo me dejaba seducir por los placeres del mundo que me atraían, y al mismo tiempo me sentía abrumada. Dudando de mi deseo, me encomendé a la Santísima Virgen María y al cabo de algún tiempo me sentí libre para vivir y disfrutar de las alegrías de la adolescencia, conservando los valores cristianos que había recibido en la catequesis, en las homilías de los sacerdotes, por el movimiento de acción católica “amigos y amigas del mundo” al que pertenecía desde mi más tierna infancia, sin olvidar los valores vividos en mi familia, a saber, el trabajo, el respeto, la humildad y la paciencia.

Tras obtener el título de bachillerato, dejé mi ciudad natal para poder proseguir mis estudios universitarios, que se convirtieron en mi única prioridad. No me interesaba ningún grupo de mi nueva parroquia de San Agustín en Dschang, pero participaba en todas las conferencias, reuniones y catequesis relativas a la profundización de la fe. Después de tres años en la universidad, tras un fracaso académico, me reuní con un diácono para compartir mi desasosiego y me aconsejó que me uniera a un grupo de la parroquia; opté por el grupo vocacional. En este grupo renació mi deseo de consagrarme al Señor, pero no me atrevía a admitirlo porque me sentía indigna de esta llamada del Señor, y mis amigos y conocidos pensaban que llevaba una vida bastante piadosa. El grupo organiza una mañana vocacional y es a partir de ahí cuando conozco por primera vez a las Religiosas de la Asunción; y su intervención y presentación del carisma y la espiritualidad de su congregación me seduce, aunque no entienda gran cosa. Pero hasta entonces no me había atrevido a dar el primer paso.

Tres años más tarde me llamó la atención el lema de mi diócesis durante una celebración eucarística: "No te dejes llevar por lo que ves". Me di cuenta de que el Señor tenía una misión especial para mí. Hablé de ello con un sacerdote diocesano y me aconsejó que me acercara a una Congregación religiosa que me ayudara a discernir mejor la voluntad de Dios en mi vida. Así que fui a Bafoussam, donde conocí a las Religiosas de la Asunción. Seducida por su cálida acogida y su sencillez desde el primer día de nuestro encuentro, decidí que me acompañaran y empecé a participar en la reunión mensual que se celebraba en su casa para todas las aspirantes externas. Invitada a compartir el triduo pascual con ellas en silencio, me alegré mucho de la invitación y salí del triduo convencida de la elección de Dios para mí. Unos meses más tarde pedí entrar como aspirante en las Religiosas de la Asunción; desde el momento en que me recibieron me sentí realizada, feliz y en mi sitio hasta hoy. Es cierto que durante los dos primeros años de mi formación me costó vivir la independencia, la referencia y el compartir la vida en comunidad porque tuve que vivir varios años sola, pero con la paciencia y la tolerancia de las comunidades de formación que me acogieron, estoy aprendiendo a integrarlas y a vivirlas en mi vida cotidiana. Hoy me siento libre y realizada como seguidora de Cristo y en comunidad con las Hermanas de la Asunción, que ahora son mi familia.