local_offer Les Religieuses

Provincia de Ruanda-Chad: ESPERE – Escuela del Perdón y la Reconciliación

P eventDomingo, 26 Octubre 2025

Desde el año 2000, la Provincia de Ruanda-Chad vive cada año un momento especial: una pausa sagrada para hacer memoria, reconciliarse y abrir juntas un camino de esperanza. Es una búsqueda de verdad, una relectura de nuestra historia colectiva, pero también un llamado a construir un futuro más fraterno para nuestras comunidades y para nuestra sociedad.

Este año, esta travesía interior alcanzó una profundidad renovada gracias a la presencia de la hermana Ana María, venida de la Provincia de España, para acompañarnos a través de la pedagogía ESPERE – Escuela del Perdón y la Reconciliación. Su estancia entre nosotras, del 29 de agosto al 15 de octubre de 2025, fue un tiempo de gracia y de transformación profunda.

Cada comunidad experimentó la alegría de recorrer este camino de reconciliación, y todas las hermanas de la provincia pudieron beneficiarse de este tiempo espiritual intenso y fecundo. En cada encuentro, la hermana Ana María creó un ambiente propicio para el recogimiento, la escucha mutua y la oración. A través de gestos simbólicos, ejercicios de interioridad y una pedagogía del corazón, fuimos conducidas a un verdadero trabajo de verdad: reconocer nuestras heridas, nombrar lo que había sido silenciado y acoger la luz que libera y transforma.

Fueron días intensos y fecundos, en los que el enfoque ESPERE nos ofreció referencias claras y profundamente humanas para continuar este camino de reconciliación. Nos ayudó a mirar nuestra historia con verdad y benevolencia, a liberarnos de los encierros interiores que nos atan al pasado, a reconstruir vínculos donde todo parecía roto y a dejarnos transformar por la fuerza del perdón que sana sin borrar.

Para continuar con esta dinámica, un grupo de hermanas y un grupo de laicos fueron formados en la pedagogía ESPERE. Esto permite proseguir el trabajo iniciado, afianzar esta cultura del perdón y de la verdad en nuestras comunidades y extenderla a las familias y al ámbito social. Los frutos ya son visibles: han surgido gestos concretos de reconciliación; las palabras fluyen con más libertad; los lazos se han restaurado y las comunidades respiran un nuevo aliento. La hermana Ana María compartió también el fruto de este proceso: «Por mi parte, este proceso me ha transformado profundamente. He redescubierto la fuerza del silencio, la riqueza de la escucha interior y la belleza de dejar a Dios sanar lo que parecía inmóvil. ESPERE me ha permitido realizar actos concretos de liberación interior. He comprendido que perdonar es elegir no dejar que el pasado tenga la última palabra, sino abrirse a un futuro verdadero y libre».

La reconciliación que hemos vivido nos llama a ser constructoras de paz. Lo recibido no es solo para nosotras, sino para compartirlo con el mundo. Nos corresponde ahora hacerlo brillar a nuestro alrededor, en nuestras familias, comunidades y sociedad. Expresamos nuestra profunda gratitud a la hermana Ana María por su acompañamiento respetuoso y sabio, y a la Provincia de España, que nos la envió. A través de ella, hemos recibido un llamado a ser mujeres de paz, arraigadas en Cristo. Un nuevo impulso ha nacido. Ahora nos toca alimentarlo, encarnarlo y transmitirlo. Este camino no termina: comienza. Que el Señor bendiga este tiempo de gracia, vele sobre este proceso de perdón y haga de nosotras testigos fieles de su paz y de su misericordia.