La sesión de formación sobre la sinodalidad, animada por Monseñor Édouard Sinayobye, acaba de concluir con un profundo sentimiento de gratitud por los frutos espirituales y comunitarios que ha generado. Organizada para las religiosas, los laicos y los jóvenes de la Asunción de la Provincia Ruanda-Chad, esta sesión ha sido mucho más que un simple espacio de enseñanza: ha constituido una verdadera experiencia sinodal vivida.
Esta formación se enmarca en la continuidad de la jornada provincial que reunió a hermanas, laicos y jóvenes de la Asunción. Durante dicha jornada, gracias al apoyo de nuestra hermana Illuminata Maria, revisamos conjuntamente los resultados de la encuesta realizada por la Congregación entre las religiosas y los laicos. Esta primera etapa permitió una toma de conciencia sobre nuestras respectivas realidades, tanto religiosas como laicas, abriendo el camino hacia un mayor conocimiento mutuo, una comprensión más profunda y una visión renovada de nuestra misión común. Al compartir nuestras experiencias y aspiraciones, comenzamos a trazar juntos nuevos caminos: más abiertos, más solidarios y más enraizados en nuestros contextos locales. La sesión sobre la sinodalidad vino a iluminar y reforzar esta dinámica ya iniciada.
Más allá de los aportes teóricos, esta sesión nos permitió vivir concretamente la sinodalidad a través del propio método de animación: un clima de escucha mutua, diálogo fraterno, discernimiento colectivo y participación compartida. Cada persona, independientemente de su vocación o generación, pudo sentirse plenamente implicada en el camino propuesto. Los trabajos en grupos mixtos —religiosas, laicos, jóvenes— enriquecieron los intercambios, revelando la complementariedad de las vocaciones en la misión de la Iglesia. Las enseñanzas de Monseñor Édouard Sinayobye, alimentadas por la Sagrada Escritura, los textos del Magisterio y la realidad de la Iglesia local, suscitaron una profunda reflexión sobre nuestra manera de "caminar juntos". Tomamos conciencia de que la sinodalidad no es una acción puntual, sino un estilo de vida eclesial que hemos de encarnar en lo cotidiano. Transforma nuestra forma de ejercer la autoridad, de tomar decisiones en común y de vivir la misión con espíritu de colaboración y corresponsabilidad.
Expresamos nuestra profunda gratitud a Monseñor Édouard Sinayobye por su presencia inspiradora y llena de benevolencia. Volvemos fortalecidos y animados por esta dinámica sinodal, dispuestos a hacerla realidad en nuestras comunidades, en nuestros proyectos apostólicos y en nuestra forma de servir juntos. Que este soplo sinodal siga guiándonos en nuestras respectivas misiones con valentía, fe y esperanza.