Las Filipinas se enfrentan constantemente a calamidades y desastres, con una gran parte de su población viviendo en la pobreza. La pandemia de COVID-19 exacerbó los desafíos de los pobres, dejando a muchos sin comida durante casi tres años y a muchos niños sin acceso a la educación regular. Sin embargo, en estas situaciones, independientemente de su frecuencia o magnitud, siempre se puede esperar que la comunidad de la Asunción preste ayuda, done fondos y ofrezca oraciones para aliviar la difícil situación de los necesitados. Desde la década de 1970, las exalumnas han apoyado escuelas misioneras (que han producido algunas de las mentes más brillantes del país); y durante más de 30 años, el Instituto Marie Eugenie ha formado a maestros en el carisma de la Madre Fundadora.
Todos estos actos de generosidad y amor son gratis pro deo, pero ¿por qué? Simplemente, es debido al Espíritu de la Asunción que reside en nosotros.
El Espíritu de la Asunción puede ser una respuesta general a por qué y cómo hacemos las cosas, pero definirlo exactamente puede ser un poco más difícil. ¿Qué es exactamente el Espíritu de la Asunción?
Santa María Eugenia de Jesús reflexionó sobre el Espíritu de la Asunción en sus escritos. En un pasaje, ella dice: "El Espíritu de la Asunción se caracteriza por la rectitud, la apertura, la consideración, la simplicidad, el honor, la bondad y el coraje".
Esta cita refleja los valores y virtudes que la educación de la Asunción ha inculcado en miles de exalumnas que, hasta el día de hoy, continúan practicándolos en sus vidas personales y profesionales. Estas no son solo palabras; son guías que seguimos donde quiera que vayamos. Por eso, la chica de la Asunción, sin importar en qué parte del mundo resida, siempre tendrá ese Espíritu de la Asunción como su brújula de vida. Es nuestro constante "¡Sí!" al llamado de Dios.
El Espíritu de la Asunción, por lo tanto, trasciende el tiempo y el espacio. Está vivo en todo lo que hacemos, ya sea como madre, hermana, hija, estudiante, maestra, religiosa, profesional o jubilada. Esta es la razón por la cual, en el Día de las Exalumnas, todas nos sentimos unidas sin importar cuándo nos graduamos. Hay una fuerza indescriptible e invisible pero potente que nos une: el espíritu que nos impulsa a ser mujeres de fe, mujeres de acción.
El Espíritu de la Asunción no puede ser otra cosa que bueno porque nos inspira; y esta inspiración es un regalo de Dios. Nuevamente, Santa María Eugenia de Jesús lo verbaliza en sus pensamientos: "Otro aspecto de la Asunción es el espíritu de celo y fervor por la venida del reinado de nuestro Señor en la tierra. El espíritu de celo debe mostrarse mediante nuestro amoroso trabajo para Nuestro Señor, y en el deseo de todo lo que pueda glorificar más a Nuestro Señor Jesucristo e incrementar su reinado en las almas".
Hay términos que intentan capturar el Espíritu de la Asunción: fidelidad al deber... noblesse oblige... educación transformadora... retribuir... humildad... servicio... misión... generosidad... amor a la simplicidad. La lista puede incluir todas las letras de nuestra canción escolar, todas las palabras en nuestros modelos de caligrafía y todas las lecciones aprendidas de nuestros queridos maestros. Es la totalidad de todo esto, y nuestras afirmaciones personales, lo que determina el Espíritu de la Asunción.
Y el Espíritu vivirá porque somos la Asunción.
MLV Balmaceda 31 de julio de 2024