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#Assumpta nº 11 - Acompañar

# eventMiércoles, 03 Julio 2024

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“Todas las personas mayores fueron al principio niños” (Saint- Exupéry). Y ¿cómo llegaron a ser personas mayores? A la Asunción se nos ha confiado la misión de Educación. Hablar de educación es tener y vivir en la esperanza.

En la noble misión de educar las palabras cobran una importancia vital por el hecho de que se dirigen a un tú. La educación es un diálogo entre muchas personas: alumno, alumnos, profesores, familias, personal no docente y por supuesto todas las personas que forman parte de la realidad inmediata y cotidiana del alumno. De igual manera que todas esas personas más lejanas que le configuran o bien por la historia que están viviendo en sus ciudades, pueblos y países o bien porque la globalización hace que nuestro mundo esté tan cerca de nosotros como cercano tenemos nuestros dispositivos móviles.

La Palabra de Dios nos ofrece ejemplos de como las personas se han acompañado entre ellas por ejemplo como Rut acompañó a Noemí. Como los discípulos respondieron a la llamada de Jesús para que estuvieran con Él. Dios acompañó a su pueblo. El amigo Juan y la madre María acompañaron a Jesús a los pies de la cruz. Cada uno de nosotros somos tan valiosos para el Creador que “a sus ángeles ha dado órdenes para que nos guarden en nuestros caminos”. Somos muy valiosos. Es tremendamente importante, lo ha sido siempre, que en nuestra misión de Educación saquemos a la luz los talentos de nuestros alumnos para que sean con la mayor plenitud posible. Para que sean sujetos activos de la Historia. Es una obligación que nace de la libertad y del amor por los que, como educadores, nos han sido confiados que sepan que no caminan solos.

Acompañar en el proceso educativo es saberse actor secundario en la Historia personal de otro Hijo de Dios. El protagonista es otro, que está construyendo la historia de su vida con otros y con Otro. Acompañar a nuestros alumnos es arrodillarse ante la Presencia de una vida que está descubriendo el mundo. Acompañar es ayudarles a que utilicen la brújula y las preguntas profundas. Las preguntas profundas de quién, con quién por qué, cómo, para qué y para quién soy yo. Estas preguntas actúan como motores potentes de búsqueda de sentido. Acompañar es confiar. La única manera de saber que confiamos es confiando. Puede que haya situaciones de frustración y de ruptura de la confianza. Levantar la mirada para situarnos de nuevo ante la persona que está creciendo y descubriendo su vida nos ayuda a empezar de nuevo.

Acompañar tiene mucho que ver con acompasar el paso. Ni por delante, ni por detrás; al lado. Al lado es como se escucha bien y se camina sin fatiga; al lado es como se puede mirar a los ojos. No es dar recetas, ni direcciones de vídeos tutoriales. Es señalar Luz y luces para que cada quien vea su personal y singular camino.

Acompañar exige vivir en verdad, sin máscaras de súper héroes o filtros que nos mejoren. Siendo de verdad y en verdad los alumnos nos ven como personas fiables a pesar de su fragilidad y sus pobrezas. Acompañar es dedicar tiempo y hacernos sabedores, una vez más, que nosotros no somos los protagonistas.

En Colegios como los nuestros, al desear dar a conocer a Jesucristo y que se le ame, hace que con algunos de nuestros alumnos experimentamos la gracia de poderles acompañar en su búsqueda de Dios. Jamás debemos olvidarnos quitarnos las sandalias ante las personas y nunca usurpar el lugar de Dios. Acompañar no es modelar a la propia imagen del acompañante. Cada uno de nosotros ya hemos sido modelados a imagen y semejanza de Dios Creador. El acompañamiento pastoral y tutorial es un componente esencial de nuestra forma de educar de manera integral. Además, es algo dinámico y que se adapta a la realidad.

“Lo propio del espíritu de la Asunción es dejar a cada cual su forma peculiar de ser”. (Instr. 10.06.1877) Acompañar es un verbo que respeta el pensamiento de nuestra madre fundadora, santa María Eugenia y no solo respeta el carisma heredado, lo permite actualizar.

Todas las personas mayores hemos sido niños a los que hay que seguir acompañando. Y los niños serán con el paso del tiempo, de la Vida y de la Historia personas mayores y hay que seguir acompañándolas. Acompañar la Vida no tiene tiempo. Se acompaña toda Vida y toda la Vida amando y sirviendo.

HNA. ANA ALONSO

Provincia de España

 

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