“Ser artesanos de una sociedad africana más humana, más justa y más solidaria”
Ser artesanos de una sociedad africana más humana, más justa y más solidaria: ¡éste es el camino que recorre el carisma de la Asunción en África Occidental!
El carisma de la Asunción en África Occidental está vivo y sigue siendo una bendición para todos los que lo viven y se benefician de él.
En efecto, este don de Dios a la Iglesia, a través de Santa María Eugenia, es una realidad que inicia su camino desde 1958, cuando nuestras primeras hermanas desembarcaron en el continente africano occidental. Las nuevas generaciones persiguen este ideal recibido de María Eugenia trabajando para devolver al hombre su plena dignidad de hijo de Dios, a partir del misterio del Dios encarnado en nuestras vidas.
En efecto, cada persona es única y está llamada a convertirse en lo que Dios ha querido que sea y a realizar su misión en la tierra, en su pequeña esfera. Esto es lo que vivimos y hacemos a través de nuestro carisma en África Occidental: dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar a través de la educación transformadora. En todas nuestras escuelas, instituciones sanitarias y compromisos parroquiales, esta pasión por la persona y por Dios es una bendición, ya que los jóvenes y sus familias, así como todos los implicados en la educación, viven de Jesucristo, a través de los valores de la fe, de la verdad, de la apertura y la rectitud, con vistas a transformar su entorno y, por tanto, toda la sociedad africana.
En nuestra misión de educar, buscamos siempre la transformación teniendo en cuenta todas las dimensiones: espiritual, afectiva, intelectual, moral e incluso física de las personas, para despertar en ellas el deseo de asumir su propia historia y comprometerse con pasión en su entorno. Se trata también de dar convicciones, de echar raíces, que tarde o temprano darán sus frutos según el deseo de nuestra Santa Madre, María Eugenia.
El contexto actual, es decir, la cuestión de la seguridad y la salud, y la de las redes sociales, que crean múltiples periferias, nos exige más atención y pasión para transmitir los valores del Evangelio. Nuestra acción educativa se centra, por supuesto, en los jóvenes, pero también en sus familias y en todos aquellos que colaboran con nosotros, para que los valores de la fraternidad, la cohesión social y el diálogo interreligioso sean una realidad palpable. Hablando de diálogo interreligioso, a menudo estamos en contacto con un gran número de familias musulmanas que aprecian nuestro carisma y que tienen una búsqueda intensa de espiritualidad y un fuerte apego al carácter religioso en nuestras instituciones educativas. Se sienten muy cercanos a los valores que defendemos en nuestra educación transformadora, especialmente en la educación de las niñas. Esto es un estímulo para nosotros y para la sociedad del mañana, es crucial porque nuestros jóvenes aprenden la tolerancia y están convencidos de que podemos vivir juntos en torno a los mismos valores.
HNA Marie Madeleine Agonou
Responsable de la comunicación de la Provincia de África Occidental